Hambre, inseguridad y crisis alimentaria mundial

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El boletín de recursos de información nº18 (julio 2009) del Centro de Documentación del Intituto Hegoa, dedica su tema central a la temática del «hambre, inseguridad y crisis alimentaria mundial». En él se analiza la situación dramática del hambre, se reseñan diferentes fuentes de información y documentación de diferentes instituciones internacionales y organizaciones sociales y se ofrece una selección de lecturas y recursos web recomendados.

[Acceso directo al boletín completo en este enlace]
Hambre y subnutrición galopante
A pesar del importante avance tecnológico y la extraordinaria capacidad productiva agrícola mundial -que ha permitido triplicar el nivel de producción alimentaria mundial de los años 60, hoy en día una de cada seis personas en el mundo, en torno a 1000 millones de personas- no disponen de los alimentos necesarios para llevar adelante una vida sana y pasan hambre. La mayoría de ellas vive en los países del Sur y, en particular, en los entornos rurales de los mismos. Para muchas de ellas la agricultura es su principal actividad económica y la fuente principal de ingresos por lo que los avances o retrocesos en este ámbito inciden de forma importante en su bienestar y en el desarrollo global del país. Ellas son las primeras en sufrir la crisis alimentaría mundial actual.
Según las últimas estimaciones de la FAO, de los 1020 millones de hambrientos que hay en el mundo actualmente 642 millones están en Asia y el Pacífico, 265 en Africa Subsahariana, 53 en América Latina y el Caribe, 42 en el Oriente Próximo y Norte de Africa y también 15 millones en los países desarrollados. Si tenemos en cuenta la población, la mayor incidencia se produce en el Africa Subhariana donde una de cada tres personas está subnutrida y pasa hambre.
Su incidencia ha aumentado recientemente de forma importante por los efectos de la crisis alimentaria mundial del periodo 2006-08 debida, al alza sostenida y sin precedentes de los precios de los alimentos, especialmente de los alimentos básicos. Unido al estallido de las crisis financiera y económica, la consecuencia es que ha aumentado en 100 millones el número de personas subnutridas. Estos efectos dramáticos de la crisis se unen a unos niveles superiores a los 800 millones de personas en la década de los 90, que tanto la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 en Roma y la Asamblea de las Naciones Unidas del 2000, conocida como Cumbre del Milenio se propusieron reducir a la mitad para el año 2015, la primera en base el número de personas y la segunda según el % de población que la padece (objetivo 1 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio). Objetivos que están muy lejos de cumplirse en su totalidad. Hasta esta crisis alimentaria el descenso global ha sido muy reducido pero con ascensos importantes en determinadas regiones, especialmente el África Subsahariana. Los estudios de la FAO señalan que en el periodo de vigencia de los objetivos el ritmo de reducción de la incidencia del hambre ha sido muy inferior al requerido (ver los diferentes informes sobre El Estado Mundial de Inseguridad Alimentaria). Es más, hay países donde la situación de crisis alimentaria ha sido prácticamente recurrente ya sea de ámbito localizado ó generalizado. El siguiente mapa muestra la situación de 30 países con crisis alimentarias vigentes que requieren asistencia internacional, y las razones de las mismas. La mayoría de ellos están integrados en el grupo de los Países de Ingresos Bajos con Déficit de Alimentos, (PIBDA), países con niveles bajos de ingresos (por debajo de los niveles fijados para recibir asistencia concesional de la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial) dónde la agricultura juega un papel principal en su actividad económica pero donde las necesidades alimentarias de la población no se satisfacen mediante la producción propia sino que dependen de forma importante de las importaciones de alimentos del exterior. Ello les hace especialmente vulnerables a las variaciones de los precios internacionales, máxime en una crisis de precios internacionales como la actual.
Crisis alimentaria mundial
Esta crisis rompe con una tendencia prolongada de precios especialmente bajos de los alimentos, fruto de las políticas de subvenciones a la agricultura por parte de los países del Norte. El modelo de agricultura corporativa capitalista industrial han generado grandes excedentes que se colocan en los mercados internacionales a bajo coste, realizando un dumping en toda regla a los pequeños productores locales del Sur, incapaces de hacerles frente debido a los acuerdo internacionales de apertura de mercados al comercio internacional (Acuerdo sobre Agricultura de la OMC, 1994).
La crisis alimentaría actual es una crisis de acceso, no de producción y tiene su origen en el proceso de liberalización económica sufrida por las economías del Sur. Siguiendo las directrices impuestas, vía ajuste estructural, por el Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional primero y, posteriormente por la OMC, han mercantilizado la producción y el acceso a los alimentos quedando éstos al albur de los avatares del mercado internacional. El mercado internacional, y no la capacidad productiva local del campesinado que es considerada como ineficiente es el encargado de garantizar la satisfacción de las necesidades alimentarías de la población mundial y su seguridad alimentaría. Estas políticas de reducción del gasto y privatización, junto con los acuerdos de liberalización comercial y de integración económica, han retirado el crédito a los pequeños agricultores, d! esmantelado las empresas estatales de comercialización y almacenamiento, y eliminado la intervención en los mercados para el sostenimiento de los precios. Ahora estas funciones pasan a manos de unas pocas agro-corporaciones industriales con un alto poder de mercado, que controlan las diferentes partes de la cadena alimentaria desde los insumos hasta su comercialización, configurando un modelo de agricultura capitalista industrial excedentario, muy subvencionada, que ha mantenido los precios internacionales artificialmente bajos minando la producción campesina local de la mayoría de los países.
Esta crisis se ha producido por factores diversos tanto de oferta como de demanda, pero en sus fundamentos estructurales se han debido a las reformas liberalizadoras señaladas. Al contrario de lo ocurrido en otros periodos de subidas del precio de los alimentos que han sido coyunturales, la actual crisis apunta a fenómenos de mayor calado que pueden permanecer por un periodo prolongado.
Según la FAO (2008a), estos factores por el lado de la oferta serían las malas cosechas de algunos de los principales exportadores mundiales (Australia) y la insuficiente respuesta de los pequeños productores al alza de precios de 2007, junto con el aumento de los costes producido por el incremento de los precios del petróleo, aderezado con unos niveles ínfimos de reservas alimentarías a nivel mundial. Mientras que por el lado de la demanda estarían: el aumento motivado por los mayores niveles de crecimiento económico y de ingresos de ciertos países emergentes, la nueva demanda de productos agrícolas para su utilización como insumos en la producción de agro-combustibles, las crecientes operac! iones financieras en los mercados de futuro internacionales de productos agrícolas realizadas por los inversores institucionales, dentro de su estrategia de diversificación de la cartera de inversiones para obtener máxima rentabilidad a corto plazo; y, el aumento de la demanda debido al menor precio relativo de los productos agrícolas establecidos en dólares por la apreciación de muchas monedas respecto al mismo.
Salidas a la crisis
Su resolución va a depender del acierto en el diagnóstico que se realice de sus causas y de la voluntad para tomar las medidas necesarias para superarla. A este respecto hoy día hay dos visiones muy contrapuestas. La oficial, que considera los alimentos como una mercancía más y por tanto confía en el mercado mundial como la vía más eficiente para garantizar el suministro y la satisfacción de las necesidades alimentarias mundiales; y que entiende que la crisis actual obedece a un desajuste puntual entre el suministro y las necesidades por motivos coyunturales (descenso cosechas, aumento demanda, etc). La alternativa, que considera el hambre y la crisis alimentaria son consecuencia de la imposición de un modelo de agricultura capitalista industrial donde prima el beneficio privado y no la satisfacción de necesidades (GRAIN 2008: El negocio de matar de hambre).
La primera visión sigue apostando por la liberalización económica interna y externa para el logro de un a mayor eficiencia también en este mercado. La FAO ofrece un discurso más elaborado que, sin cuestionar la primacía del mercado, presenta un mayor interés por el derecho a la alimentación y la necesidad, de establecer redes de seguridad social que lo garanticen, defendiendo a su vez que sólo el desarrollo agrícola de los países pobres, y en especial de sus pequeños productores, será eficaz en la lucha contra el hambre. Declara programáticamente el carácter prioritario que tiene en su agenda la lucha contra el hambre, mientras se suceden cumbres mundiales para abordarla, como las recientes del G8 y la próxima Cumbre Alimentaria Mundial en noviembre en Roma.
En el polo alternativo se ha consolidado un movimiento internacional liderado por los movimientos campesinos a favor de la soberanía alimentaría como la única salida a esta situación. Defiende un modelo de producción y consumo más sostenible ligado a la proximidad y a la temporalidad de los productos, con derechos por parte del campesinado sobre sus medios de producción y de los países respecto a sus políticas agrícolas y alimentarías, en especial el derecho a defenderse de las importaciones alimentarias subvencionadas. Reconoce el carácter multi-funcional de la agricultura y la importancia de la propia capacidad productiva de las comunidades locales para la satisfacción de las necesidades alimentarías.
Lecturas y recursos Web recomendados

[Autor: Efren Areskurrinaga. miembro de Hegoa, Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional. Universidad del País Vasco. UPV/EHU)]
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