Finanzas Éticas

Respaldo europeo a la Economía Social: lecciones para la banca

Un artículo de Peru Sasia, Vicepresidente de Banca Ética y Presidente de la Federación Europea de Banca Ética

9 febrero 2022

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Foto de tirachardz en Freepik

Por Peru Sasia: Vicepresidente de Banca Ética y Presidente de la Federación Europea de Banca Ética

Como muchos ya sabéis por la gran difusión que ha tenido en los canales de comunicación que habitualmente seguimos, la Comisión Europea ha presentado públicamente el SEAP -Social Economy Action Plan– en una conferencia de prensa conjunta del Vice-Presidente de la Comisión Europea Valdis Dombrovskis y del Comisario de Empleo y Derechos Sociales, Nicholas Schmit.

La comunicación de la Comisión titulada “Construir una economía que funcione para las personas: un plan de acción para la economía social” plantea acciones en un horizonte de nueve años –2021-2030-, y ya el propio formato de la presentación da una idea de la importancia que la Comisión reconoce al sector de la Economía Social.

A raíz de esta presentación, se han hecho ya numerosos análisis sobre la importancia y el valor del sector de la Economía Social en el conjunto del espacio económico de la Unión Europea. Se ha resaltado su importancia creciente teniendo en cuenta aspectos tan diversos como el volumen de facturación y empleos, el valor social de los sectores atendidos o la capacidad de respuesta a la crisis del Covid. También se han extraído interesantes reflexiones en relación con la cultura y valores sobre los que se asientan muchas de las organizaciones de la Economía Social, resaltando su carácter nítidamente contracultural, así como su potencial de alternativa a distintos niveles al neoliberalismo desatado que sigue su imparable desarrollo en nuestras sociedades.

Al margen de todos estos análisis, y de su mayor o menor rigor o credibilidad, creo que es importante para nosotros extraer algunas conclusiones al menos a dos niveles. Por un lado, en relación con el proceso que ha dado lugar a este Action Plan y la indiscutible influencia que ha tenido el trabajo de organizaciones como Social Economy Europe y, en su seno, la Federación Europea de Banca Ética (Febea) en la que, como todos sabéis, participamos muy activamente. La voz de las finanzas éticas ha estado presente en este proceso, y una pequeña (aunque muy relevante) prueba de ello es la referencia específica a la importancia de los bancos éticos en relación con el acceso a la financiación de las organizaciones de la Economía Social que aparece en el apartado 4.2: Improving acces to funding (pág. 15).

Podemos sin duda considerar una lección aprendida (o al menos comprobada nuevamente), que el trabajo de participación y promoción de redes internacionales, siendo muchas veces un esfuerzo considerable y de largo recorrido, rinde sus frutos (incluso algunas veces directamente comerciales) en el medio y largo plazo, al tiempo que refuerza una legitimidad siempre importante y siempre amenazada. Hoy no nos cabe duda de que quien lee esta referencia a los bancos éticos en un documento de la Comisión, piensa en Febea y piensa en Banca Etica.

La segunda conclusión tiene que ver con una realidad crecientemente importante: se siguen generando desde Europa flujos de fondos que podemos considerar “etiquetados políticamente”, es decir, con un mandato claro sobre su destino, quienes deben recibirlos, para qué tipo de proyectos y que tipo de impactos deben generar. En este sentido, podemos nuevamente reconocer que la sólida trayectoria que muchos proyectos de finanzas éticas venimos desarrollando en los últimos años, ha ido generando el reconocimiento en las instituciones europeas de que sí existen intermediadores financieros capaces no sólo de canalizar esos fondos a sus destinos adecuados, sino de multiplicar esa capacidad con fondos depositados o invertidos por mucha ciudadanía interesada en que con su dinero se generen ese mismo tipo de impactos.

No olvidemos que estamos hablando en muchos casos de sectores en los que los grandes operadores financieros no muestran interés, pero que son precisamente nuestros espacios naturales de actividad, en los que hemos desarrollado una amplia experiencia y competencia técnica. Espacios, dicho sea de paso, estrechamente vinculados con la sostenibilidad en un sentido que no olvida la indisoluble relación entre impactos sociales y medioambientales, así como la importancia de un estilo de gobernanza cooperativa que nos capacita para participar en esos espacios con gran consistencia y honestidad.

Creo que este documento es una buena noticia para nuestro Grupo. Por supuesto que podría haber sido más ambicioso o más explícito, y es bien cierto que en el amplio espacio de la Economía Social hay muchos “habitantes interesados” y organizaciones muy variadas, con distintos niveles de alternatividad y capacidad transformadora. Pero sin duda supone un paso adelante en el reconocimiento de un sector que, al menos en Europa, nos reconoce como financiadores que no solo conocemos el sector y podemos ofrecer productos y servicios adaptados, sino que constituimos asimismo una red con un alto potencial para establecer alianzas, como se ha demostrado en este proceso.

Artículo en Català, Euskera, Galego

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