Finanzas Éticas

Las finanzas éticas: ejemplo de un nuevo paradigma económico

Por CAES (Cooperación para el Aseguramiento Ético y Solidario) La industria financiera (y el seguro como parte de ella) tiene un considerable impacto en la sociedad. A la hora de analizar ese impacto, encontramos dos aspectos que pueden parecer contradictorios. Por un lado, ha basado su funcionamiento en la lógica de privatizar los beneficios y […]

2 junio 2017

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Por CAES (Cooperación para el Aseguramiento Ético y Solidario)

La industria financiera (y el seguro como parte de ella) tiene un considerable impacto en la sociedad. A la hora de analizar ese impacto, encontramos dos aspectos que pueden parecer contradictorios. Por un lado, ha basado su funcionamiento en la lógica de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas, desarrollando mecanismos para desentenderse del impacto negativo de su actividad, ya sea a través de la desregularización, la contabilidad “creativa” o la evasión fiscal. Por otro, revierte una parte de sus beneficios en la sociedad en forma de programas sociales, culturales y de investigación.

A la hora de hacer balance entre ambos aspectos, parce innegable que los aspectos negativos han tenido un mayor impacto que los positivos, algo de lo que los ciudadanos se han hecho dolorosamente conscientes en los últimos años. El sector financiero ha succionado buena parte de los recursos económicos del país para paliar las consecuencias de la fiesta del crédito de la pasada década. A consecuencia de ello, entre 2004 y 2015 el índice AROPE de pobreza ha crecido un 14,40% y el índice de Gini, que mide la desigualdad de renta, se ha incrementado un 11,60%.

La doctrina neoliberal defiende que el egoísmo –y con él, la búsqueda de beneficio individual- revierte finalmente en beneficio de toda la sociedad. Lo que los teóricos neoliberales no imaginaron es que sus hijos intelectuales, en la búsqueda de ese beneficio,  ideasen todo tipo de mecanismos para desentenderse de sus pérdidas cuando sus inversiones no obtuviesen los resultados deseados.

A la luz de todo esto, se hace imprescindible un cambio de paradigma: el egoísmo no debe continuar siendo el motor de la sociedad. Para que la industria financiera (y los seguros con ella) sirvan verdaderamente a la sociedad en lugar de vampirizarla, deben funcionar desde el marco del interés colectivo.

Las finanzas éticas nos dan un ejemplo de que eso es posible, y además, rentable:  según los datos suministrados por el Observatorio de las Finanzas Éticas (FETS), en 2016, tres de cada cuatro solicitantes de un crédito a la banca ética obtuvieron el préstamo requerido, manteniendo al tiempo una tasa de morosidad dos puntos inferior a la media del sector.

En cuanto a los seguros éticos, los mecanismos de auditoría a los que se someten periódicamente  -destacando la certificación ETHSI – dan cuenta no solo de la sostenibilidad de su gestión, si no de que sus inversiones se realicen exclusivamente en proyectos que beneficien a toda la comunidad.

Sólo siguiendo el modelo de unas finanzas enmarcadas en la economía social podemos lograr que sean verdaderamente funcionales y sirvan a los propósitos para los que fueron creadas: favorecer el acceso común a los recursos económicos en el caso de la banca; y ser un instrumento de solidaridad ante las pérdidas que sufra un miembro de la comunidad, en el caso de los seguros.

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