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Economía solidaria: El ‘saldo positivo’ de la crisis

Cada vez más las personas buscan ajustar su modo de vida a las nuevas realidades económicas y esto implica entrar en nuevas dinámicas de convivencia y herramientas de comercio como los intercambios, los negocios en la comunidad y el reconectar con los vecinos. [Por Viviana Torres Mestey – Especial para El Nuevo Día] Los expertos […]

20 agosto 2010
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Cada vez más las personas buscan ajustar su modo de vida a las nuevas realidades económicas y esto implica entrar en nuevas dinámicas de convivencia y herramientas de comercio como los intercambios, los negocios en la comunidad y el reconectar con los vecinos.

[Por Viviana Torres Mestey – Especial para El Nuevo Día] Los expertos calificaron estas prácticas como el saldo positivo de la crisis y resaltaron que lo importante ahora será mantener este estilo de vida una vez mejoren las finanzas y convertirlo en una base para fortalecer el movimiento de la Economía Solidaria en Puerto Rico.

Este modelo económico, basado en la solidaridad como eje de las transacciones comerciales, fomenta también el apoderamiento y participación de los ciudadanos en los asuntos importantes del País.

Según la profesora Maribel Aponte, investigadora de este tema, después de periodos de crisis económicas este modelo cobra vigencia pues surge un pensamiento: “si el Estado no puede resolverlo pues vamos a crear nuestras propias alternativas”.

“Dentro de la crisis que tenemos sin precedente, con tan alto nivel de pobreza, la Economía Solidaria trata de rescatar el que miremos instancias que puedan resolver. Y por eso es que surge como alternativa. Surgió ante la caída del socialismo y la década perdida de los ’80”, explicó Aponte, también profesora del Centro de Investigaciones Sociales y la Escuela Graduada de Administración de Empresas la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Río Piedras.

Con la profesora coincidieron los economistas Yolanda Rodríguez y José Joaquín Villamil, quienes resaltaron también la necesidad de implementar las prácticas solidarias que se adquieren tras las crisis como estilo de vida permanente.

“La gente crea sus propias alternativas solidarias, desde sus redes familiares y sociales. Ya lo hacemos. Lo que hay que hacer es construir alternativas alrededor de lo que ya se tiene. La gente no está esperando a que le resuelvan, el puertorriqueño ya es solidario, (lo que necesita) es mantenerlo como estilo de vida”, añadió Aponte.

Por su parte, Rodríguez cuestionó el modelo económico actual que ha probado ser ineficiente y resaltó que el mercado ha cambiado por el nivel de incertidumbre económica a nivel mundial.

Esto le abre puertas a economías de corte alternativo como la Solidaria, coincidió la profesora Marinés Aponte, directora del Instituto de Cooperativismo de la Facultad de Ciencias Sociales de la UPR en Río Piedras.

Este tipo de modelo, añadió Villamil, “genera valor, empleo y actividad empresarial”.

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