Economía Solidaria

¿Cuánto se fomenta el cooperativismo y la ESS en Cuba?

El Dr. Jorge Núñez Jover, coordinador académico de la Red Nacional de Gestión Universitaria del Conocimiento y la Innovación para el Desarrollo Local, impartió la conferencia “Cooperativismo, economía social y solidaria en la compleja agenda territorial actual” en la jornada inaugural de la XV Convención Internacional de Cooperativismo, Cooperat 2024

29 Setembro 2024

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Cooperativismo y Economía Social y Solidaria en la compleja agenda territorial actual. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.

A pesar de avances significativos en el ámbito del cooperativismo y la economía social en Cuba, estos movimientos aún enfrentan obstáculos importantes que limitan su potencial.

Así apuntó en su conferencia “Cooperativismo, economía social y solidaria en la compleja agenda territorial actual”, el Dr. Jorge Núñez Jover, coordinador académico de la Red Nacional de Gestión Universitaria del Conocimiento y la Innovación para el Desarrollo Local.

La ponencia fue incluida en el programa de la jornada inaugural de la XV Convención Internacional de Cooperativismo, Cooperat 2024.

El académico subrayó que “las cooperativas y la economía social son herramientas adecuadas para construir la sociedad que queremos”. Sin embargo, también enfatizó que, a pesar de su relevancia, el camino no está exento de desafíos.

El Dr. Núñez Jover destacó que uno de los problemas más acuciantes es el decrecimiento en el número de cooperativas. Además, muchas están transformándose en micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Esta tendencia, sumada a una falta de motivación tanto institucional como personal para crear nuevas cooperativas, plantea interrogantes sobre el futuro de estas iniciativas.

“Es crucial que los líderes del cooperativismo se conviertan en activistas sociales”, afirmó, instando a una mayor participación en el debate y la transformación social.

El académico también hizo hincapié en la necesidad de contar con un marco legal que no solo supervise, sino que también fomente el cooperativismo. Actualmente, la ausencia de una ley de cooperativas representa un obstáculo significativo.

“La legislación tiende a enfocarse en lo que no se puede hacer, en lugar de incentivar las iniciativas”, comentó. Este enfoque restrictivo limita las oportunidades para el desarrollo de nuevas cooperativas en el país.

Durante su intervención, Núñez Jover recordó los avances logrados desde 2019, cuando se introdujo una normativa relacionada con cooperativas no agropecuarias. Este cambio fue visto como un paso positivo, pero sigue siendo insuficiente. A pesar de que el cooperativismo ha ganado presencia en el marco conceptual y económico del país, el desarrollo no avanza al ritmo esperado.

En el contexto de Cooperat 2024, el Dr. Núñez Jover también resaltó la importancia de integrar la economía social en las estrategias de superación y capacitación en la educación superior. “Debemos replantear nuestra mirada sobre el cooperativismo y la economía social”, propuso, sugiriendo que estas ideas deben ser parte integral de los programas educativos.

La colaboración entre el Gobierno y las universidades, como se ha visto en regiones como el País Vasco y Andalucía, donde el cooperativismo ha prosperado, se presenta como un modelo a seguir. “Existen organizaciones que pueden contribuir a hacer valer los principios del cooperativismo y la economía social”, concluyó, invitando a todos a reflexionar sobre cómo operativizar fórmulas adecuadas para el proyecto socialista cubano.

Resulta esencial abordar estos obstáculos y aprovechar las oportunidades que el cooperativismo y la economía social ofrecen para el desarrollo territorial del país, dijo.

En Cuba, el sistema empresarial estatal debe adoptar un enfoque social, ya que estas empresas pertenecen al pueblo y tienen un compromiso con la solución de los problemas del país. En este sentido, la responsabilidad social es inherente a las prácticas económicas en la isla. Sin embargo, está emergiendo un sector empresarial no estatal que requiere un enfoque diferente. La economía social y solidaria debe ser atendida, ya que no se trata solo de la reproducción del capital, sino de poner el trabajo en el centro de la reproducción de la vida. Esta economía incorpora aspectos económicos y éticos, presentándose como una “economía para la vida”, reflexionó el académico.

De acuerdo con Núñez Jover, la economía social puede manifestarse en diversas formas de emprendimiento humano, más allá de las empresas tradicionales.

Sin embargo, enfrenta adversidades, “especialmente el capitalismo depredador, que representa su principal oposición”.

Durante la conferencia, se destacó la falta de capacitación en este ámbito, lo que pone de relieve la escasa presencia de educación sobre economía social en el país.

“Esto nos lleva a cuestionarnos si la formación de empresarios y dirigentes, tanto a nivel de grado como de posgrado, incluye esta visión de la economía social. Es fundamental que estos enfoques se integren en la educación de las nuevas generaciones que se convertirán en líderes en la sociedad”, precisó.

Asimismo, surge la pregunta sobre cómo explicar las virtudes de la economía social y su coherencia con el proyecto socialista cubano, así como la escasa referencia a la economía social en documentos oficiales. Su inclusión en el universo conceptual que nutre el modelo de desarrollo socialista en Cuba es aún insuficiente, comentó.

Núñez Jover agregó que la economía social y el cooperativismo son ingredientes esenciales que deben nutrir el desarrollo territorial.

“Es crucial que el desarrollo territorial abarque tanto la economía social como el cooperativismo, integrando estos conceptos en la práctica local. Esto implica observar cómo se materializan en las acciones que se llevan a cabo en distintos contextos, desde los municipios hasta la capital”, dijo.

La Constitución cubana reconoce la importancia de las cooperativas, y es vital entender cómo se relacionan estos conceptos en el marco del desarrollo territorial. El concepto de desarrollo territorial ha evolucionado de un enfoque centrado en el desarrollo económico local hacia una visión más holística que considera aspectos ambientales, sociales y de creación de capacidades, explicó.

El territorio no se limita a un espacio geográfico; abarca un conjunto de actores, su organización social y política, su cultura, instituciones e identidades, así como el medio físico y ambiental en el que se desenvuelven. Cada territorio es único y presenta particularidades irrepetibles, lo que resulta fundamental para la formulación de políticas territoriales, enfatizó.

“Es importante destacar que lo económico no agota el desarrollo territorial. Este es un salto conceptual que refleja la evolución del pensamiento en la materia. El desarrollo territorial debe ser visto como un fenómeno complejo y multidimensional, que incluye el desarrollo económico, social, ambiental e institucional. Separar la dimensión económica del resto carece de sentido si queremos integrar el cooperativismo y la economía social en la dinámica territorial”, refirió.

Destacó que el territorio está constituido por redes de actores que establecen sinergias y relaciones. Estos actores tienen intereses y prioridades propias, lo que genera conflictos dentro de la complejidad del territorio. La clave del desarrollo territorial reside en el diálogo, la coordinación y la interacción entre estos actores. No es posible que un experto decida unilateralmente lo que debe hacerse en un territorio, destacó.

Dijo que las personas son el motor del proceso de desarrollo y su finalidad última. No deben ser vistas como meros receptores de ayuda, sino como agentes activos que participan en las transformaciones. Sin esta participación, nuestro desarrollo territorial tendrá un largo camino por recorrer para satisfacer las expectativas deseadas.

El desarrollo territorial, señaló, debe ser entendido como un proceso de acumulación de capacidades, crucial para desplegar la economía social, fomentar el cooperativismo, impulsar la innovación y fortalecer la educación superior.

“La capacidad de fomentar habilidades a escala territorial es esencial para el avance del desarrollo territorial. La multidimensionalidad y el carácter multinivel del desarrollo territorial deben establecer conexiones directas entre lo municipal, lo provincial y lo nacional. Si insistimos en la importancia de la economía social y el cooperativismo, debemos adoptar una visión integral del desarrollo territorial”, refirió el académico.

Nuñez Jover identificó cuatro grandes temas que requieren atención en relación con el desarrollo territorial:

–Participación popular: Es esencial que la población participe activamente en la formulación y evaluación de estrategias. La experiencia muestra que muchas personas no están involucradas en la toma de decisiones, lo que impide el verdadero desarrollo territorial.
–Creación de capacidades: Implica preparar a las personas y fortalecer las organizaciones.
–Fortalecimiento de la institucionalidad: La creación de capacidades también debe abarcar el fortalecimiento de las normas y políticas públicas que guían las acciones sociales.
–Desarrollo territorial como fenómeno complejo: Este concepto debe ser entendido como un proceso multidimensional que incluye lo económico, social, ambiental e institucional.

Uno de los procesos clave es la descentralización, enfatizó. Sin este avance, no habrá verdadera autonomía municipal, y los municipios seguirán siendo meros apéndices de políticas nacionales. La Constitución establece la importancia de la autonomía municipal, y las estrategias de desarrollo deben reflejar esta necesidad.

La agricultura urbana y familiar es otro ámbito donde la economía social puede florecer, aunque aún hay un gran potencial por explorar. La educación y la economía social deben tener una mayor presencia en nuestro modelo, y es fundamental dialogar sobre estos temas, dijo.

Según el académico, la idea de conformar un ecosistema formativo municipal es entusiasta, pero debe ser pertinente a las realidades locales.

La educación superior ha comenzado a participar más activamente en el desarrollo territorial y local, lo cual es un avance significativo, pero este ecosistema formativo no se debe limitar a la educación superior; también incluye politécnicos territoriales, escuelas de oficio y diversos procesos de capacitación, aseveró.

“La pregunta es ¿cómo se integra todo esto en el sistema formativo municipal?”, reflexionó.

Una de las necesidades más urgentes es la creación de un Centro Municipal Formativo que esté diseñado desde una perspectiva innovadora, dijo.

No se trata de un pequeño espacio donde solo se cursen ciertas carreras, sino de un lugar que aborde las necesidades del territorio y ofrezca una variedad de programas y actividades relevantes, sostuvo.


Por: Lisandra Fariñas Acosta, Darío A. Extremera Peregrín, Enrique González Díaz (Enro) en cubadebate.cu

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