Comercio Justo

Más de 12.000 niños son esclavos en plantaciones de cacao

Por Susana Ye para Cambio16 El Sabor Agridulce del Cacao Más de 30 organizaciones dedicadas a la producción, comercialización y distribución respetuosa con el medio ambiente y derechos humanos ponen bajo foco al chocolate. A pesar de la mejora en España estos últimos cinco años, el desconocimiento del origen de lo que compramos continúa. Tras […]

26 Maio 2014
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Por Susana Ye para Cambio16

El Sabor Agridulce del Cacao

Más de 30 organizaciones dedicadas a la producción, comercialización y distribución respetuosa con el medio ambiente y derechos humanos ponen bajo foco al chocolate. A pesar de la mejora en España estos últimos cinco años, el desconocimiento del origen de lo que compramos continúa. Tras las campañas de concienciación de azúcar y café, el producto estrella de los más golosos también tiene su lado oculto.

Hace siglos que existe, y como la sal, era el dinero primitivo y deseado en las relaciones comerciales. Un oro negro a degustar. Primero en México, luego en África, esta masa de cacao se convirtió en el producto de lujo de los paladares más exigentes. De ser un valor local pasó a cruzar los mares, de conquistados –sus tierras-, a conquistadores –sus productos-. Cultivado, molido y transformado, el cacao sigue moviendo mucho dinero: 100 millones de euros al año, con un crecimiento del 3% anual. 

La mayoría de los productores son de África Occidental, en la variedad conocida como cacao forastero. Un término adecuado: tan sólo un 3% del chocolate que produce África -que es más del 73% mundial-, lo consumen los africanos, según informa la Coordinadora Estatal de Comercio Justo.

Si avanzamos en la cadena de producción hasta que el cacao acaba siendo chocolate, la realidad es que tan sólo siete molinos (o grinders como se les conoce en el sector) concentran el 76% del negocio en África, y cuatro grandes empresas tienen el control del 50% de la producción mundial. Esto deja libre una mínima parte del mercado para las pequeñas empresas.

A su vez, hay que tener en cuenta que el precio del cacao aumenta exponencialmente a su paso por cada uno de los eslabones de la cadena de producción lo que supone que los pequeños productores reciban entre un 3% y un 6% de la décima parte de lo que pagamos por una chocolatina. El resto, queda repartido entre los intermediarios, los que tratan el cacao y los vendedores finales.

A todo ello, hay que añadir el establecimiento de unos aranceles por parte de la Unión Europea para los países con producción propia, como Malasia, Indonesia y Brasil, tal y como informa Intermon Oxfam, lo que les impide competir directamente con las grandes empresas. Y esto ocurre, en parte, porque no cuentan con una organización ni, por tanto, capacidad de negociación.

Muchas palabras, pocas acciones

Un producto presente día a día que, sin la edulcoración de los intermediarios, tiene un sabor amargo. La realidad es que más de 50 millones de personas vive de este alimento –unos seis millones directos, y otros 14 millones indirectos-. El toque amargo es que más de 12.000 niños son esclavos en plantaciones de cacao, según el estudio de la Organización Internacional del Trabajo de 2005. Además, su salario se encuentra diez veces por debajo de la cantidad fijada como pobreza extrema.

El cacao, ese “alimento de los dioses”, es también la causa de disputas en la Costa de Marfil, en las que poseer plantaciones de los árboles del producto es un bien codiciado que se llega a pagar con la vida. Un ejemplo es Duékoué, al oeste de Costa de Marfil. En marzo de 2011 más de 800 personas fueron asesinadas, una tragedia de la que todos los medios se hicieron eco. Así lo denuncia en su ´Cuaderno de Comercio Justo: Monográfico sobre el cacao´ la organización, aunque tuvo lugar por la inestabilidad política de la zona.

En cuanto a la responsabilidad de las multinacionales, se resume en una espera que no termina. Según declara a Cambio16 Gonzalo Donaire, responsable de Estudios de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, en 2001 dos congresistas estadounidenses propusieron el llamado Tratado de Cacao, pero que se detuvo ante la presión de la Patronal de Cacao ante el Senado americano. Entre 2005 y 2008 hubo varios intentos de acuerdo sin resultado.

A nivel europeo está vigente desde 2012 un Convenio Internacional del Cacao votado en el Parlamento Europeo y con vigencia en los próximos diez años, en el que se fija acabar con el 70% de las peores formas de explotación, pero sigue sin afrontarse el trabajo infantil, en el que más de 280.000 millones de niños trabajan de manera habitual. Es decir, pierden su capacidad de desarrollarse y su infancia, según informa la Organización Internacional del Trabajo.

Luces y sombras del Comercio Justo

Desde la Coordinación Estatal de Comercio Justo ven un cambio en el concepto que en España hay sobre el consumo responsable. Mientras que algunas estadísticas indican que un 60% conoce el concepto de una compra consciente, cuando la organización realiza un estudio cualitativo salen otras realidades distintas al dato positivo. Aún así señalan a Cambio16 que hay que tener en cuenta que en España hace tan sólo cinco años que empezó a comercializarse fuera de las tiendas especializadas productos con precios justos, e información detallada.

Comparando los 28 millones de euros que en España se gasta en comercio justo, tanto aquellos con certificado como los distribuidos por las organizaciones, el consumo de media español se sitúa ocho veces por debajo de la media europea. Hay que tener en cuenta que en países vecinos como Reino Unido los grandes comercios van introduciendo este tipo de productos poco a poco, hasta que se normaliza su compra. En otros como Italia se ha creado una red de compras que ha vuelto mayoritario un comercio alternativo.

Gonzalo Donaire declara a Cambio16 que hay varias luces y sombras. Por un lado, ha aumentado el consumo de alimentos frente a los de artesanía. Si hace diez años la artesanía era más del 50%, ahora apenas supone en torno al 10% aproximadamente. Por otro lado, aumenta la visibilidad de los productos de comercio justo en las grandes cadenas, y disminuye en los locales minoritarios. Y por último, aumentan los productos certificados por las propias empresas frente a los de comercio justo. Desde la organización no entran a valorar las consecuencias de estos cambios, pero los señalan como tendencia.

Mercedes García de Vinuesa, presidenta de Coordinadora Estatal de Comercio Justo, comenta “que no quede en un acto de compra, sino en algo reivindicativo de lucha. Que se conozca es lo importante”. Para ello organizaron el 10 de mayo actividades en más de 65 localidades españolas. Desde la ONCE han colaborado dedicando el cupón del 5 de mayo al Día Mundial del Comercio Justo.

De momento, el 1% del cacao que se comercia a nivel mundial, unas 40.000 toneladas, son de Comercio Justo. Un pequeño logro que espera crecer en los próximos años y ser la excepción que se convierte en regla.

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