Varios

De la resistencia ética a la experimentación anticipativa

Artículo de Daniel Jover sobre el libro “ADIÓS CAPITALISMO. 15M 2031”, de Jordi García Jané publicado en Nexe 30 Vivimos el final de un mundo conocido, aquel inaugurado por los tiempos modernos y caracterizado por las nociones de competición, de separación sujeto-objeto, de tiempo lineal, de equilibrio espontáneo, de crecimiento indefinido. Como salir de los […]

4 Decembro 2012

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Artículo de Daniel Jover sobre el libro “ADIÓS CAPITALISMO. 15M 2031”, de Jordi García Jané publicado en Nexe 30

Vivimos el final de un mundo conocido, aquel inaugurado por los tiempos modernos y caracterizado por las nociones de competición, de separación sujeto-objeto, de tiempo lineal, de equilibrio espontáneo, de crecimiento indefinido.

Como salir de los viejos esquemas culturales y mentales que han aportado un modelo de desarrollo basado en la idea de progreso, pero que nos sumergen igualmente en una grave crisis sistèmica, ecológica, económica, social, moral?

Hay que recordar lo que decía Gramsci: “La crisis se produce cuando el viejo mundo tarda en desaparecer y el mundo nuevo tarda en nacer. Y en este claroscuro, los monstruos pueden aparecer”. Con el libro Adiós, capitalismo, Jordi Garcia ensaya los escenarios de futuro deseables desde la apuesta por la democracia económica y el cooperativismo.

¿Cuál es esta era nueva donde entramos?

Tal como dice el autor: de la nada no nace nunca nada. Si podemos seguir acariciando la posibilidad de crear una sociedad más justa, libre y sostenible que el capitalismo es porque, en su seno, ya ahora, se están gestando muchas pequeñas formas de trabajar, consumir, relacionarnos, habitar, aprender, querer… que prefiguran ese hipotético día de mañana.

El miedo de un final de los tiempos es siempre revelador de un periodo histórico que va muriendo. Un periodo se acaba, pero otro se labra pleno de esperanza y oportunidades con la fuerza de la solidaridad y el espíritu de cooperación.

Pasar de la lógica “ego-competitiva” al “alteridad cooperativa”

Aquello que diferencia la actitud de los resignados fatalistas de la de los creadores-cooperadores es que los primeros no ven el declive de la civilización industrial y la caída del modelo de capitalismo global, mientras que los segundos presienten la germinación creadora misma en el corazón de las mutaciones y de las realidades embrionarias cargadas de futuro porque ya son realidades.

Adiós, capitalismo nos invita igualmente a no separar la lucha sobre los terrenos ecológicos, sociales, económicos y financieros del esfuerzo para construir sociedades decentes y democráticas presididas por el respeto a la idea de bien común y de los derechos humanos.

Insiste sobre la necesidad de la energía ciudadana y de las asociaciones cívicas y cooperativas para hacer propuestas y provocar así cambios institucionales regenerando el poder y constituyendo poder popular y democrático. De observador, el ciudadano/ana tiene que convertirse en actor y protagonista: el poder no es una cosa a tomar; el poder lo creamos, nos damos mutuamente poder cuando lo ejercemos.

En el prólogo, Federico Mayor Zaragoza escribe:

“El gran desafío que hoy afronta la humanidad en conjunto es inventar el futuro. Es urgente utilizar plenamente la facultad creadora distintiva de la especie humana. Ahora esta gran inflexión histórica, de cambio radical de rumbo, es posible.

Estamos viviendo una crisis sistèmica que requiere transformaciones profundas para iniciar una nueva era, tan esperada después de siglos de poder absoluto masculino y, en el mejor de los casos, de democracias frágiles y vulnerables.”

Pensamos en las subidas electorales de la extrema derecha hoy en Europa y en particular en Grecia. Tenemos que hacer una apuesta para superar las impotencias y los miedos, orientando nuestras miradas y nuestras reflexiones en la dirección de la cooperación y la generación creativa del mundo nuevo que emerge con múltiples iniciativas y redes.

Un sistema socialmente injusto, políticamente antidemocrático, ecológicamente insostenible y estructuralmente violento

En el libro se afirma que el capitalismo no funciona:, pero ¿hay alternativa? El autor piensa que sí y por eso propone un esbozo de modelo social no capitalista que denomina ecodemocràcia cooperativa, basado en un sistema económico democrático, social y solidario, y en un sistema político de democracia participativa e inclusiva. Y dibuja, además, una estrategia para llegar, el empoderamiento popular, resultado de combinar la creación de contra poderes sociales, la movilización popular noviolenta y la vía electoral.

La intención de la propuesta no es construir una supuesta sociedad ideal, sino hacer un cambio bastante significativo a veinte o treinta años vista porque, por un lado, lleguemos a tiempo de parar la catástrofe climática y social a que nos aboca el capitalismo senil, y por el otro, abrimos la posibilidad de desarrollar plenamente sociedades más justas, democráticas, sostenibles y pacíficas.

¿Qué puede aportar el cooperativismo, en concreto, y la economía social o solidaria, en general, para salir de la crisis del capitalismo e, incluso, para salir del capitalismo en crisis?

En primer lugar, el sector constituye una fuente de inspiración para pensar como podrían funcionar algunas de las instituciones fundamentales de una economía poscapitalista. Las cooperativas, las sociedades laborales, las asociaciones que gestionan servicios sociales; pero también la banca ética, los grupos de compra responsable, los proyectos por Internet basados en el trabajo colaborativo o las redes de intercambio con moneda social, es decir, el conjunto de las prácticas económicas gestionadas de manera democrática y basadas en la satisfacción de necesidades por encima de la maximización de beneficios, son realidades que inspiran las salidas económicas progresistas a la crisis actual, en la medida que demuestran diariamente la viabilidad de una economía que gire entorno al trabajo cooperativo (en la producción), la comercialización justa (en la distribución), el consumo responsable (en el consumo), el uso ético y solidario de la inversión (en el crédito), la distribución solidaria (en la distribución del excedente) y los bienes comunes (en la propiedad de los recursos).

El valor de la cooperación y la reciprocidad

Las cooperativas, así como las otras entidades de la economía social, mejoran las condiciones de vida de la población: proporcionan alimentos a bajo precio, generan empleo estable y de calidad, aumentan las rentas agrarias y contribuyen a mantener el mundo rural, otorgan créditos a los sectores populares, facilitan viviendas asequibles, permiten que pequeños negocios sobrevivan a la competencia de las grandes cadenas comerciales, etc. Pero, además, promueven el desarrollo local, ya que son empresas que no pueden deslocalizarse y que hacen recircular el dinero dentro del territorio. Sin olvidar también que constituyen un laboratorio diario donde ensayar otras formas de trabajar, consumir e invertir, y un escaparate que muestra a los ojos de cualquiera que quiera ver que es posible hacer a empresas eficaces que sean, en el mismo tiempo, democráticas, equitativas y sostenibles.

Ahora mismo, cuando todo parece conducir a la catástrofe, la complejidad de la realidad y la condición humana puede dar nacimiento a situaciones inesperadas. Entonces, estemos preparados para acoger lo improbable, permanezcamos atentos al uso positivo de esta crisis, veamos una posibilidad de una nueva relación con el poder democrático, con la riqueza monetaria y con el sentido de nuestra existencia en convivencia.

De cara a la crisis que atravesamos, el autor nos invita a tomar distancia, combinando serenidad e intensidad; a vivir este momento en el marco más ancho de las grandes mutaciones que hemos conocido en la historia; a percibir el ciclo que se acaba y el nuevo orden que se labra explorando las posibilidades de la ecodemocràcia cooperativa.

En el libro encontramos elementos para afrontar este periodo crítico, donde los retos son cruciales y, si bien somos conscientes de que lo peor es posible, hay que guardar en la mente otra certeza fundamentada en la esperanza: aquello improbable se puede suceder.

El reto es difícil pero no imposible, sobre todo porque ya hoy existen miles de experiencias de éxito, algunas descritas en el libro, que nos demuestran que es perfectamente factible vivir de otro modo.

El autor define criterios y expone reflexiones para comprender este mundo que viene. También se interroga sobre las herramientas a poner en marcha para que el desarrollo económico de nuestras sociedades se acompañe de un crecimiento en humanidad.

Ante la crisis estructural del capitalismo, Jordi Garcia se esfuerza para redefinir finalmente el mundo en que deseamos vivir partiendo de la condición humana, de sus debilidades y limitaciones.

Lo improbable puede suceder

El autor abre una ventana al futuro para hacer transitar nuestra imaginación y nos recuerda las palabras de Mark Twain: “Como no sabían que era imposible, lo hicieron”.

Adiós, capitalismo invita a organizar maneras de trabajar y vivir del lado del esencial, es decir, del lado de un desarrollo en la orden del ser, en lugar de un crecimiento en la orden del tener. Esta distinción fundamental, tradicionalmente considerada como una cuestión filosófica reservada a una pequeña minoría, se convierte en una cuestión política masiva.

Inútil esperar una transformación social sin transformación personal, Jordi Garcia lanza un llamamiento a la reflexión y a la acción común para construir un nuevo mundo.

Unas lecciones que aprendemos del libro:

Recomponer nuestro imaginario de los viejos modelos y mitos que nos encarcelan. Hay que romper con al pensamiento fatalista que no hay nada a hacer, que no hay ninguna alternativa.

Hay que poner freno a la desmesura y saber aceptar los límites optando por la sostenibilidad y el derecho a una vida digna y justa para todo el mundo.

Hace falta también dar ejemplo de la esperanza positiva, de la alegría de vivir y convivir que tienen las fórmulas cooperativas y de economía social y solidaria.

Y especialmente hay que utilizar la fuerza del deseo en la orden del ser ante el paradigma del estar y del tener.

Aquello que encuentro más sugerente y que te deja un buen regusto después de saborearlo y leerlo es que te ayuda a encontrar lo mejor de la humanidad, a redescubrir el significado de “valor” como fuerza de vida y de “riqueza” como potencia creadora. La economía tendría que estar subordinada a nuestros valores de cooperación y a los derechos humanos.

En definitiva, la apuesta de Adiós, capitalismo consiste en articular la resistencia creativa con la visión transformadora y la experimentación anticipatòria.

FICHA DEL LIBRO

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