“El Software libre no es de pobres sino de inteligentes”. Esta frase de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, ex presidente de la Junta de Extremadura de España, durante la III Conferencia Internacional de Software Libre, celebrada en febrero de 2mil7, muestra una tendencia mundial a replantear el software libre como una decisión inteligente tanto para el tema económico, como para la administración pública, cultural y social.

En esa tendencia, países como España, con una inversión inferior a los 1.200 millones de Euros en licencias de software al año, así como Alemania o Brasil y Venezuela en Latinoamérica, están aprovechando las alternativas que ofrece el software libre.

El caso de España es realmente relevante: Apoyo a la modernización de los sectores agrícola y ganadero, desarrollo de una política industrial inexistente hasta entonces, ampliación de la oferta universitaria, creación y potenciación de centros tecnológicos y organismos de coordinación del I+D, estrategia de sociedad de la información, informatización del sistema educativo, despliegue de banda ancha por toda la región; así como la reciente puesta en marcha el Gabinete de Iniciativa Joven que apoya apuestas empresariales innovadoras.

Entre tanto, en Colombia, las iniciativas empezaron hace unos pocos años cuando Linux era aprovechado por algunas universidades, mientras la empresa privada apenas pensaba en usar software libre para ciertas operaciones. Sin embargo desde 2mil1, cuando aparece la Agenda de Conectividad del Ministerio de Comunicaciones, el software libre es recomendado para aplicativos internos.

Paradójicamente, a finales de este mismo año y gran parte del 2mil2, a raíz de las campañas contra el software pirata, muchas empresas comenzaron a oír hablar del software libre y las alternativas que ofrecía para reducir costos en la utilización de herramientas informáticas al interior de las organizaciones.

Desde entonces, el software libre en Colombia ha ganado terreno. La libertad de los usuarios para ejecutar, copiar, estudiar, cambiar y mejorar una aplicación existente, adaptarla a las propias necesidades gracias a la disponibilidad del código fuente, compartirla y redistribuirla con otras personas o empresas a las que pueda ser útil, en muchos casos, sin tener que pagar licencias por ello, fue creciendo.

Plataformas como Linux con más del 40% del mercado en Internet y servidores como Apache con casi el 70%, se consideran optimas para la infraestructura de los proyectos IT de gran envergadura, gracias a que sus características están a la altura de los sistemas operativos comerciales más elaborados, soportando el mayor número de arquitecturas y ofreciendo grandes ventajas de escalabilidad, alta disponibilidad, compatibilidad e interoperabilidad.

Así vemos el crecimiento de paquetes de software libre que en los últimos cinco años ha sido exponencial en todas las áreas. Prueba de ello es que las grandes compañías de TI, como IBM, Intel, Hewlett Packard, SUN, entre otros, se han subido al tren del software libre como un modelo de desarrollo más competente de creación de tecnología, llegando en algunos casos a adoptar sus modelos de negocio en el que ya no se mira al software como un producto sino como un servicio.