La dura vida del ecologista

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Parece que la cosa va en serio; todos los días somos bombardeados con noticias sobre cambio climático, desastres naturales, sequías, desigualdad… estudiosos y políticos parecen estar de acuerdo, si seguimos así nos vamos al carajo, es necesario un cambio en nuestros hábitos cotidianos.
Bueno, amigo, me digo, ha llegado la hora de ser parte de la solución y no del problema, no podemos seguir como si no pasara nada, mañana mismo intentaré cambiar todos mis hábitos perjudiciales para este planeta.

Bueno, empecemos; hay que comer; he leído que lo mejor para este planeta es realizar las compras de manera sostenible comprando productos de comercio justo, ecológicos a poder ser. Me meto en el hipermercado que suelo frecuentar, y descubro desilusionado cómo los productos de comercio justo, encima de ser pocos, se encuentran en una sección marginal entre fideos asiáticos y tacos mejicanos, lo mismo pasa con lo ecológico. Empiezo a pensar y me digo: si esto es lo de comercio justo, ¿deduzco que lo demás es de comercio injusto? Posteriormente alguien me habla del dumping, una medida que llevan a cabo EEUU y Europa que consiste en subvencionar sus productos agrícolas, lo que hace que invadan el mercado reventando los precios, haciendo imposible la competencia para los productos de los países en desarrollo. Se dan paradojas como que el algodón producido en Burkina Faso sea más caro para la población autóctona que el americano; de todas maneras si algún incauto productor, aun así, decide competir con el primer mundo le esperan unos aranceles e impuestos que le terminan de quitar la idea de introducir su producto en el mercado capitalista, donde prima la igualdad de oportunidades siempre y cuando no seas tercermundista, en ese caso ya veremos lo que “damos” o como te “ayudamos “.
Bueno, el transporte también es importante y actualmente está en boca de todos; aparcaré mi coche y cogeré mi vieja bici, me informo y resulta que el Ayuntamiento de Pamplona ha creado una red de carriles bici consistente en más de 40 km por toda la ciudad y su comarca. Desilusionado compruebo como bastante más de la mitad de esos carriles son del paseo del Arga, donde tienen prioridad los peatones, es como decir que la Avenida Baja Navarra o Pío XII son carriles bici ya que tienen prioridad los coches pero también pueden circular las bicis…. Mientras los ciclistas urbanos se la siguen jugando, desde Madrid llega una noticia inquietante, su ayuntamiento recomienda a los ciclistas y deportistas que no realicen su actividad los días de mucha contaminación causada por los coches o camiones ¿estamos locos? Es decir, los causantes de la polución pueden seguir contaminando lo que quieran, las soluciones son aparcadas y marginadas…
Esto se complica… como me gusta el deporte y tengo mis zapatillas muy gastadas me voy a comprar unas nuevas, eso sí, esta vez me informo y después de leer algún libro, ya ando familiarizado con términos como deslocalización, globalización, maquilas, movimientos alter globalización, derechos humanos… Parece ser que los habitantes del sureste asiático no gozan de muchos derechos laborales así que no voy a comprar nada que provenga de allí, no estoy dispuesto a que mi dinero llegue a manos de explotadores sin escrúpulos… Después de mirar un montón de tiendas me doy por vencido, resulta que sólo una firma deportiva tiene su producción en Europa concretamente en Inglaterra, como no me queda otra me compro un par de esa marca aunque son bastante feas…
Se acabó, no puedo con todo esto, abandono al primer día, desde la TV y demás medios nos dicen que tenemos que cambiar de hábitos pero cuando queremos hacerlo no tenemos más que impedimentos, nos hablan de leyes justas, pero matamos de hambre al Tercer Mundo, nos hablan de ecología, pero no hay más que desmanes urbanísticos y vehículos oficiales que gastan 13 litros a las 100 empresas eléctricas que dicen cuidar el planeta para los hijos de nuestros hijos pero intentar destrozar la Patagonia para ganar más y más… no me creo que la raza humana sea capaz de construir una nave capaz de llegar a Marte, sacar fotos y que lleguen a la tierra y no sean capaces de inventar un combustible limpio y sostenible, que sigan todavía en pie centrales térmicas de carbón en pleno siglo XXI…
Aun así, hay gente, héroes para unos, villanos para otros, locos para la mayoría, que intenta combatir todo esto, ellos sí que compran ecológico y justo, van en bici y tratan de consumir de manera razonable, les va la acción y no la palabrería barata. Espero que los políticos y sobre todo las multinacionales nos pongan las cosas más fáciles y seamos entre todos partícipes de un planeta mejor para todos sus habitantes.
Fuente: Diario de Noticias