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Robar es consumo responsable

El día que Fundación Robo iba a tocar en Bilbao había concentraciones convocadas frente a las sedes del PP de todo el estado. Alguien dijo ese día en twitter que creía haber escuchado el crac. Yo me dirigía al concierto de Robo que había organizado REAS Euskadi a reivindicar estilo Emma Goldman que este consumo […]

8 February 2013

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El día que Fundación Robo iba a tocar en Bilbao había concentraciones convocadas frente a las sedes del PP de todo el estado. Alguien dijo ese día en twitter que creía haber escuchado el crac. Yo me dirigía al concierto de Robo que había organizado REAS Euskadi a reivindicar estilo Emma Goldman que este consumo no es una canción de amor y que queríamos bailar otra. Porque del  mismo modo que intentamos comprar productos producidos lo más cerca posible, vamos a los conciertos de la gente a la que le importa lo que la música hace.

Robo tocó primero en frente de la sede del BBVA. Como no tenían equipo de sonido, usaron los megáfonos con los que REAS estaba informando a las 65 personas que nos habíamos reunido allí y a algunas paseantes que se quedaban por curiosidad qué era lo que estaba pasando. Que había alternativas al consumo más mercantilizado, que el BBVA, por poner un ejemplo cercano, tenía alternativas. Que este concierto era parte de una campaña que hablaba de todas estas cosas. Y fue bonito. Fue lo más bonito de la noche. Será que solo lloro con ciertas letras políticas y que no se me ocurre nada mejor que un megáfono old school para cantarlas (¡y además se oía bien!), pero escuchar Cómo hacer crac mediada por megáfono mientras pensábamos que algo estaba haciendo crac en otras ciudades fue emocionante. Yo pensaba que todo iba a acabar con un asalto al banco a guitarra armada, pero la cosa no se calentó tanto. Quedamos tres horas después en el Hika Ateneo.

Robar es consumo responsable (debería decir expropiar). Fundación Robo lleva desde algo después del 15-M publicando canciones en su bandcamp cada cierto tiempo. Canciones que hablan de lo que pasa en las calles, de que estamos enfadadas, de nuestra vida personal. Sí, esa vida personal tan política. Porque cuando no tienes pasta, hacer canciones sobre lo personal no es (solo) hablar de que tu novia te ha dejado y estás jodida, es hablar de que lo que está pasando es un crimen, de poner los cuerpos, de perseguir la fiebre y destrozar el hastío. Robar es una alternativa de consumo. Robo publican sus canciones en internet bajo licencia cc-by-nc-sa para que podamos compartirlas y distribuirlas y las podamos remezclar. Robo no es nadie y son muchas personas. Son las personas que han publicado 27 canciones hasta ahora en nombre de Fundación Robo y son las que faltan por publicar. Robo puedes ser tú mientras no lo eres. Haz una canción. Es la idea de poner la música que nos refleja por encima de las personas que la escriben (aunque no lleguen a ser Wu Ming y se especifique siempre quién ha hecho qué en cada canción). Fuimos un poco Robo las personas que colaboramos mediante crowdfunding en la publicación de un disco y DVD que va a recoger su recorrido hasta ahora. Autoeditarse el disco con nuestra ayuda es también una alternativa de consumo, porque los modos de funcionamiento son también políticos, y estar al margen de cierta industria musical, sea esta mayor o supuesta independiente es también una decisión política.

Robar es también hacer el Robo. Y allí nos plantamos en el concierto. El Hika estaba lleno. No me voy a detener en todas las canciones que sonaron. Escuchamos una Cumbia villera de la ciudad armera, porque lo político no está solo en las letras, claro, y traer ecos, solo ecos, de guetos lejanos, pidiendo más gasolina, era político en nuestro contexto de mirar por encima del hombro a ciertas músicas. Escuchamos Desertorea, versión en euskara de Le Déserteur de Boris Vian, una canción violentamente pro-civil, como dijo el autor de la canción. Escuchamos Cómo hacer crac, mientras confundíamos el murmullo de la gente que llenaba el Hika con el de la multitud haciendo crac (sí, se habló mucho durante el concierto, demasiado, pero quién sabe, igual estaban tramando alguna revolución). La escuchamos pensando que el crac cada vez se escucha más alto, cuando se para un desahucio, cuando nos juntamos en las plazas, cuando nos reunimos para seguir conspirando y aprendiendo juntas. Cantamos entre todas Esta tierra es nuestra [vídeo], porque hay comunes que no se pueden privatizar, como los cuidados, la ayuda mutua, el sentirnos arropadas, aunque sea por una canción y unas personas que cantan con nosotras. Sí, mientras nos están privatizando lo que es de todas. Pero vamos a hacer lo posible para que no sea así. Porque también cantaron Ahora que estamos en pie y dijeron que somos muchos porque somos mil en cada plaza, en cada barrio, y marchamos juntos porque solo así se ha llegado hasta aquí.

Sí, en el concierto de Fundación Robo solo escuchamos canciones que reflejan nuestro tiempo, nuestras calles, nuestras vidas. Sí, solo nos dedicamos a cantar y bailar (otra). Pero también asaltamos la carretera al final del concierto y la hicimos nuestra. Y podemos asaltar más carreteras, autopistas de la información, bancos (esta vez sí), supermercados, verticalidades, discursos del miedo, culturas consensuales que nadie consensuó con nosotras. Y todo eso para no ser irresponsables y dejar que nos consuman poco a poco o, cada vez más a menudo, mucho a mucho.

Por Leire Ziluaga

Leire lleva cuatro años organizando el disco-fórum Kafea eta galletak junto con Ibon Rodríguez y participa en el grupo de programación Astra. Ha sido columnista musical en el diario Berria durante un año.

Este texto está registrado bajo la licencia cc-by-sa.

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