Consumo Responsable

“Hay que recuperar los saberes de nuestros ancestros”

En una época de profunda crisis económica, son cada vez más numerosas las voces que ponen en duda el modelo vigente y plantean otras opciones. El ‘III Encuentro Decrecimiento y Buen Vivir’ se hizo eco de estas tendencias y reunió a un buen número de colectivos críticos con la situación actual. Las vías propuestas para […]

7 June 2013

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En una época de profunda crisis económica, son cada vez más numerosas las voces que ponen en duda el modelo vigente y plantean otras opciones. El ‘III Encuentro Decrecimiento y Buen Vivir’ se hizo eco de estas tendencias y reunió a un buen número de colectivos críticos con la situación actual. Las vías propuestas para cambiar las cosas son de lo más variado.

“Nuestro objetivo era presentar alternativas con diversas formas de entender el trabajo y mostrar cómo se llevan a la práctica”, explican Sandra Fernández Cebrián (Ingeniería Sin Fronteras) y Pepe Ruiz Osoro (Desazkundea). Así, tras tratar en ediciones anteriores las corrientes de pensamiento relacionadas con el tema, este año “deseábamos abordar un concepto de actualidad como el del ‘trabajo’, cuya definición moderna no nos sirve para construir las realidades a las que aspiramos”.

En efecto, “el sistema capitalista equipara trabajo y empleo, y sólo tiene en cuenta los trabajos remunerados que pasan por el mercado”. Sin embargo, “no valora en absoluto los trabajos de cuidados, por ejemplo, que en su gran mayoría están en manos de las mujeres y sin los cuales la sociedad no podría subsistir. Y provoca innumerables desigualdades porque nuestro modelo de vida no se ajusta a los límites del planeta y al hecho de que contamos con recursos finitos”.

“Este proceso de producción, distribución y consumo crea un círculo vicioso” del que es difícil escapar: “No sabemos realmente a dónde vamos, y hemos perdido esa idea ancestral de estar en contacto con la naturaleza. Lo que necesitamos es recuperar los saberes de nuestros ancestros y primar la vida del planeta y de las personas por encima de todo”.


Experiencias locales con monedas alternativas: pumas, ekhis y boniatos

En ese camino, existen numerosas experiencias que se han puesto en marcha y están consolidadas en mayor o menor medida. Un ejemplo llamativo es el de las monedas locales, “instrumentos que buscan relocalizar la economía y nos permiten tomar las riendas de nuestro dinero. La moneda local es una manera de hacer frente al euro, una divisa que no controlamos. En general, son herramientas de intercambio, no de acumulación, porque no sitúan el dinero en el centro”.

Algunos ejemplos son el Puma, “que se puso en marcha en Sevilla hace más de 10 años y cuyos usuarios tienen asegurado lo básico (alimentación y una dieta equilibrada, ropa, arte, cultura…)”, y el Boniato, “un tipo de dinero virtual que funciona en el mercado social de Madrid”. Asimismo, en Bilbao existe el Ekhi, la moneda impulsada por la iniciativa BilboDiru, “que lleva año y medio de trabajo y ya ha contactado con varios comercios del Casco Viejo para ponerla en circulación”.

Otra experiencia destacable es la de Coomigrar, una cooperativa de mujeres que viven en Alicante y Valencia (España) y Risaralda (Colombia). Esta plataforma con experiencia migratoria busca “la dignificación de las mujeres emigrantes y de sus condiciones de vida, fomentando el reconocimiento de su aporte en los trabajos de cuidados”.

Cooperativas y autogestión
La iniciativa está organizada conectando los países de origen y destino, de manera que “las mujeres que dejan su hogar para trabajar en el extranjero encontrarán condiciones laborales dignas y tienen garantizado que las personas allegadas que dejan en su país también serán cuidadas. Además, se facilita el retorno a estas mujeres en caso de que lo deseen”.

Pandora, por su parte, “es una cooperativa formada por personas pertenecientes a movimientos sociales de Madrid. Trabajan el día a día poniendo en práctica real el reparto de trabajo equitativo y computando las horas laborales de forma flexible. Desde una visión intercooperativista, tienen en cuenta aspectos como la cobertura de sus necesidades (crianza, enfermedades…), la formación, el transporte y la creación de redes”.

Por último, “hay que resaltar los conocidos ejemplos del pueblo de Marinaleda (Sevilla) y el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores). Apostando por la autogestión, sus miembros han luchado por recuperar las tierras -que en el caso de Andalucía están concentradas en muy pocas manos- y han reclamado su derecho a trabajarlas”. Estas reivindicaciones, marcadas por la alta tasa de desempleo de la Comunidad, “conjugan la apuesta política y las acciones sociales (asentamientos, ocupaciones, manifestaciones…)”.

“Se puede hacer porque ya se está haciendo”
El ‘III. Encuentro Decrecimiento y Buen Vivir: alternativas para cuestionar el trabajo’ puso de manifiesto la viabilidad de estas experiencias. Impulsado por un gran número de colectivos (Ekologistak Martxan, Desazkundea, Paz con Dignidad, Bizilur, la Coordinadora de ONGD´s, ESK, Ingeniería sin Fronteras, REAS y Mugarik Gabe), contó con la asistencia de unas 220 personas, y analizó muchos otros temas relacionados como “los productos ecológicos y la agroecología, el feminismo, la corresponsabilidad y el reparto equitativo del empleo y el trabajo”.

“En nuestra sociedad existe cierto desapego con respecto a las instituciones”, aseguran Sandra Fernández Cebrián y Pepe Ruiz Osoro. “Las necesidades de los ciudadanos no se sitúan en el centro, anteponiendo los bancos a las pensiones, por ejemplo. Por eso, la gente cada vez está más concienciada y se percata de esa confrontación entre el lucro y las necesidades reales. La participación en grupos sociales ha aumentado y, aunque todavía es reducida, es más amplia de lo que reflejan habitualmente los medios tradicionales”.

Esta evolución positiva de los últimos años “demuestra que otro modelo es posible. Se puede hacer porque ya se está haciendo; sólo tenemos que tomar las riendas y desterrar los discursos pesimistas. Ahora mismo, estamos inmersos en un tsunami, por lo que el trabajo en red es más necesario que nunca. Somos muchos, pero no hay un movimiento social que pueda hacer frente a la situación en solitario. Necesitamos el enriquecimiento mutuo y la participación conjunta de todos”.

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