Feminismos

A las mujeres nos sobra el trabajo

Por un 1 de mayo feminista Este 8 de marzo el movimiento feminista de Euskal Herria se unió al grito de NOSOTRAS PARAMOS para denunciar que este sistema capitalista, clasista, racista y heteropatriarcal nos enferma, empobrece y atraviesa nuestros cuerpos con múltiples violencias que interactúan y se reproducen. Fue una huelga sin precedentes, una huelga […]

26 April 2018

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Por un 1 de mayo feminista

Este 8 de marzo el movimiento feminista de Euskal Herria se unió al grito de NOSOTRAS PARAMOS para denunciar que este sistema capitalista, clasista, racista y heteropatriarcal nos enferma, empobrece y atraviesa nuestros cuerpos con múltiples violencias que interactúan y se reproducen. Fue una huelga sin precedentes, una huelga que desbordó al ámbito del empleo para replantear el propio concepto de trabajo llamando a las mujeres, entre otras, a no cuidar ni realizar las tareas reproductivas y que supo poner encima de la mesa que el conflicto laboral y social que vivimos nunca se va a resolver si no miramos también a la esfera reproductiva.

Además de las reivindicaciones habituales que desde el movimiento de la economía solidaria hacemos sobre la necesidad de generar empleo en condiciones dignas y de construir sociedades inclusivas que garanticen los derechos de ciudadanía a todas las personas, este año queremos destacar la profunda injusticia que existe hacia las mujeres en el ámbito de los cuidados y de los usos del tiempo y que se traduce en cargas ingentes de cuidados escasamente repartidas, que se ven como algo limitante en el mercado laboral, un mercado que nos relega a sectores feminizados muy mal remunerados y nos condena a la segregación vertical y horizontal y a la discriminación salarial.

Esta situación se manifiesta con toda su crudeza en las mujeres pensionistas de la CAE que cobran una media mensual de 626€ menos que sus compañeros hombres, como si su trabajo no estuviera contribuyendo -o contribuyera menos- al bienestar y el desarrollo de nuestros pueblos. Decía Vandana Shiva que el hecho de que nuestras madres cocinaran ha sido históricamente considerado como una actividad atrasada, de hecho, ni siquiera es considerada un trabajo. Sin embargo, son ellas -quienes han sostenido nuestras vidas en el marco de un sistema que nos ataca por todas partes – la única razón por la que hoy estamos aquí alimentadas. 

Es urgente que visibilicemos y pongamos en valor la economía de los cuidados y que abordemos una reorganización de TODOS los trabajos. Y en este empeño, la economía solidaria puede y debe hacer una contribución importante porque va en consonancia con nuestros principios y lógicas de funcionamiento. Es urgente que revisemos, entre todas, el modelo de masculinidad hegemónica basado en ciertas dosis de privilegios de género a los que hay que renunciar. Y es impostergable, que los hombres se incorporen al espacio doméstico, que repartamos el trabajo de cuidados y democraticemos los hogares, y que asumamos la responsabilidad que todos y todas tenemos en el sostenimiento de la vida. Solo así lograremos avanzar en la construcción de una sociedad basada en unas relaciones socioeconómicas justas y solidarias.

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