Economía Solidaria

Al ojo del amo

M. en A. José Luis Gutiérrez Lozano* Durante la reunión de este año del Foro Económico Mundial de Davos, el presidente mexicano Felipe Calderón recibió de manos del presidente y fundador del Foro, Klaus Schwab, el Premio al Estadista Global (Global Statesmanship Award). “De esta manera, el Foro Económico Mundial (WEF)”, destacó la nota oficial […]

7 February 2012

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

M. en A. José Luis Gutiérrez Lozano*

WEF DavosDurante la reunión de este año del Foro Económico Mundial de Davos, el presidente mexicano Felipe Calderón recibió de manos del presidente y fundador del Foro, Klaus Schwab, el Premio al Estadista Global (Global Statesmanship Award). “De esta manera, el Foro Económico Mundial (WEF)”, destacó la nota oficial emitida por la oficina de prensa de la Presidencia de México, “hizo patente el reconocimiento al Primer Mandatario por su trayectoria como estadista, su liderazgo global y por contribuir a alcanzar consensos globales en los ámbitos económico, social, desarrollo y medio ambiente.”

Es cierto que no caben críticas a la razón por la cual le ha otorgado el galardón; éste no se le otorga por la forma en que ha manejado la política interna y la economía de México, ni por los resultados de su gestión gubernamental. El reconocimiento del WEF resalta lo que el galardonado ha realizado a favor de los propósitos que gestaron su creación.

El Foro nació cuando el profesor suizo Klaus Schwab reunió por primera vez en 1971 a líderes de opinión europeos para discutir cómo innovar el mundo comercial que, según él, estaba perdiendo terreno ante la avanzada socialista. La organización del mundo en tres grandes bloques, para lo cual se creó de la Comisión Trilateral, privilegió la centralización del poder económico en el sistema bancario internacional. De esta manera, al controlar los activos del mundo bajo el paraguas del comercio global, logró circunscribir todo el comercio a la hegemonía del dólar norteamericano que, de esta manera, se libera del patrón oro como fundamento de su valor. La estrategia de la banca internacional a través de un “humilde profesor” suizo, cambió radicalmente la forma en que se manejaba la economía mundial y selló, para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, el futuro del mundo.

Como las finanzas y comercio internacionales se hallaban sujetas a los acuerdos de Bretton Woods desde la postguerra, el oro –un producto o bien real- constituía un patrón inalterable sobre el que se manejaban los tipos de cambio y los valores de las cosas intercambiadas. El cambio hace más de cuarenta años permitió la emisión ilimitada de dólares –ya no se requería contar con respaldo real del oro para imprimir más billetes- y la vertiginosa emisión de nuevos dólares –con frágil sustento virtual basado en instrumentos de deuda- creó el monstruo financiero que en 2012 amenaza con engullir al mundo.

La diferencia provocada por este cambio, fue toral. Antes, para poder tener un dólar, se requería tener guardado en algún lugar seguro del mundo una cantidad suficiente de oro para respaldarlo. Ahora sólo con que alguien, desde un sátrapa tercermundista hasta un encandilado consumidor del primer mundo, firme un pagaré -un instrumento de deuda-, basta para que la banca emita un dólar. Además, como ya no hace falta imprimir, sólo se realizan asientos contables virtuales en las computadoras bancarias, la proliferación de los dólares virtuales –dinero “fiat”-, es prácticamente infinita. Lo único que no cambió es que los dólares siguen sirviendo para adquirir cosas del mundo real.

El fantástico, en todo sentido, nuevo sistema económico que hoy domina el mundo nació en Davos. Y es cada año cuando sus creadores reúnen a personajes útiles e influyentes del mundo para continuar, como lo dijo Felipe Calderón en su discurso de aceptación del reconocimiento, “la construcción de un consenso para restaurar la estabilidad y crecimiento, el fortalecimiento de las instituciones financieras globales y la implementación de mecanismos que impulsen el desarrollo sustentable y fomenten justicia social.”

El grupo que sostiene al WEF tiene y ha tenido desde 1971 la capacidad de asignar recursos para el desarrollo sustentable y la justicia social. Para muestra, he aquí un solo caso. Según reporta en diciembre pasado el servicio independiente de noticias legales de los EEUU, http://www.courthousenews.com/, Neil Keenan, estadounidense expatriado en Bulgaria ha demandado al Foro Económico Mundial, entre otros, por conspirar para robar más de 1.1 billones de dólares en instrumentos financieros destinados a ayuda con fines humanitarios. La cantidad ha sido estimada a partir de la revaloración de oro y otros metales preciosos que fueron entregados hace casi medio siglo al gobierno de los EE.UU para seleccionar ciertos Programas de Inversión de Colocación Privada (PPPs) para el beneficio de esfuerzos humanitarios globales no especificados.

Independientemente del curso que siga esta demanda cabe recordar que el año pasado la FAO estimó que para superar el hambre se requieren 30 mil millones de dólares anuales. Con sólo el dinero del grupo que representa Keenan, se habría contado con recursos suficientes para combatir el hambre mundial durante 37 años. Ya en un artículo anterior en esta columna (03/01/12) se mencionó que con lo que se invirtió para rescatar al sistema bancario de su burbuja financiera autoprovocada, se hubiese podido combatir con creces el hambre y la pobreza global. Esta simple comparación de cifras muestra, por decir lo menos, muy poca seriedad y congruencia del WEF entre sus objetivos expresados y sus acciones realizadas.

El tema cobra diferente perspectiva y actualidad cuando recapacitamos que es precisamente por Internet como el mundo está enterándose de estas realidades hasta hace poco tiempo ocultas para la mayoría. La libertad de la red es, a todas luces, una clara amenaza para quienes durante tantos años han mantenido con desinformación el velo sobre los ojos de la mayoría de la población mundial. Apenas la semana pasada la acción coordinada de tres millones de internautas frenó el ataque de EE.UU. – con la ley SOPA- a la web. Sin embargo, aún prevalece la intención de crear un tratado global -ACTA- que permitiría a los grandes poderes corporativos censurar Internet e imponer sanciones durísimas contra cualquier persona que supuestamente perjudicase sus negocios. Por ello, este será tema de análisis en esta columna sobre ciudadanía económica.

* Presidente de Fundación Ahora A.C., asociación que promueve la Economía Solidaria en la región centro-occidente de México con más de una década de trabajo.

Twitter: @josgutie

Related Posts

----