«La economía circular: Una opción inteligente», nuevo monográfico de Dossieres EsF

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Por Economistas Sin Fronteras

Este número que os presentamos (correspondiente a la Primavera de 2020) está dedicado a la economía circular, un tema al que cada día más gente presta mayor atención. La implantación de la economía circular es una obligación para acabar ya con la sobreexplotación del planeta, y de las personas.

En estos días de aislamiento por la pandemia del Coronavirus, os proponemos reflexionar sobre cómo será la salida a esta gran crisis post-pandemia que se nos viene encima, y que se une a otras crisis que ya venimos padeciendo, como la socioecológica, fruto de la superación de los límites planetarios. No será posible retomar nuestras vidas en el punto en el que la dejamos. Es imprescindible un cambio de modelo, tanto de producción como de consumo, y esta crisis es una oportunidad que no podemos desaprovechar si queremos, al menos, detener el deterioro medioambiental y social que, sin duda, nos va a poner en el futuro frente a nuevas emergencias, situaciones extremas y desconocidas hasta ahora, como la que estamos viviendo.

Pero ese cambio requerirá una concienciación de la ciudadanía sobre la necesidad de darle un giro radical a nuestras vidas, de adoptar otros valores distintos de los que predominan hoy en día en nuestra sociedad.

Con este nuevo número de Dossieres EsF queremos contribuir al conocimiento de lo que es (y lo que no es) la economía circular, a la concienciación sobre la urgencia de su puesta en práctica, porque es imprescindible e inaplazable poner la vida en el centro .

Reproducimos a continuación la Presentación del número, a cargo de Marta de la Cuesta, coordinadora de este monográfico.

PRESENTACIÓN: La economía circular: una opción inteligente

«Si la población mundial llegase a alcanzar los 9.699 millones en 2050, se necesitaría el equivalente de casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el estilo de vida actual».

«Cada año, se calcula que un tercio de todos los alimentos producidos, equivalentes a 1.300 millones de toneladas por valor de alrededor de 1.000 millones de dólares, termina pudriéndose en los contenedores de los consumidores y minoristas, o se estropea debido a malas prácticas del transporte y la cosecha».

«La degradación de la tierra, la disminución de la fertilidad del suelo, el uso insostenible del agua, la sobrepesca y la degradación del medio están disminuyendo la capacidad de la base de recursos naturales para suministrar alimentos».

«En los próximos dos decenios, se espera que más personas se sumen a la clase media en todo el mundo».

«Solo el 3% del agua del mundo es potable y los humanos la consumen más rápido de lo que la naturaleza demora en reponerla».

Éstos son algunos datos que el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) presenta para justificar el Objetivo número 12, «Producción y Consumo Responsables» de los 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible).

Son cifras alarmantes que llevan rápido a una conclusión. El sistema económico actual no es sostenible. Producir, consumir, tirar…Comprar, tirar, comprar, tirar…

Actualmente, la economía está basada en un proceso lineal cuyos principios básicos son el crecimiento económico permanente, con el consiguiente deterioro del medio ambiente y un consumo constante. La contaminación mata a 8,8 millones de personas al año en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. La temperatura del planeta ha aumentado un grado centígrado desde la industrialización, de acuerdo con la Organización Mundial Meteorológica. Si la tendencia continúa, se prevé que aumente entre 3ºC y 5ºC para el año 2100, con las consecuencias que ello conlleva, como tormentas más intensas, propagación de enfermedades, huracanes más peligrosos y el aumento del nivel del mar.

Según los datos publicados en el informe Panorama de los recursos globales 2019 de la ONU, en las últimas cinco décadas nuestra población mundial se ha duplicado, la extracción de materiales se ha triplicado y el producto interno bruto se ha cuadruplicado. La extracción y el procesamiento de los recursos naturales se ha acelerado en las dos últimas décadas y es responsable de más del 90 por ciento de nuestra pérdida de biodiversidad, del estrés hídrico y de aproximadamente la mitad de los impactos relacionados con el cambio climático. En los últimos 50 años no hemos experimentado una sola vez un período prolongado de estabilización ni una disminución en la demanda mundial de materiales.

Es decir, está en riesgo la salud de la humanidad y, por lo tanto, la calidad de vida que se alcanzó con la industrialización. Para revertir esta situación, existe un sistema económico circular, que sustituiría al actual sistema lineal, principal culpable de esta aceleración en la degradación del planeta. En este sistema, se sustituye el «producir, usar y tirar» por «reducir, reusar y reciclar».

Se trata de una nueva forma de entender la economía que está empezando a estar de moda en el discurso de dirigentes políticos y empresariales y también en las políticas económicas y ambientales de la UE. Para entender bien qué es, en qué principios se basa, cuáles son las prioridades, qué barreras hay que superar para avanzar en esta transición de lo lineal a lo circular y qué herramientas y estrategias concretas ya se están desarrollando, hemos invitado a escribir en este dossier a varios autores y expertos en la temática desde el ámbito académico, la consultoría o la incidencia social e incluso desde la administración púbica.

En el primer artículo, Luis Jiménez Herrero (presidente de ASYPS), uno de los mayores referentes en España en materia de sostenibilidad y economía circular, habla de una economía que es más bien espiral-helicoidal, que se asienta en fundamentos planteados hace más de medio siglo y que desempeña un papel central para catalizar la transición hacia la sostenibilidad global. Una economía que supone ampliar las clásicas y famosas tres «R’s» (de reducir, reutilizar, reciclar) con una «R-Tipología» ampliada que incluye nuevas funciones del tratamiento circular de los materiales, productos y servicios y que modifica sustancialmente los enfoques de las clásicas políticas de gestión ambiental, donde predomina el enfoque de gestión de tratamiento de «final de tubería». El nuevo enfoque tiene en cuenta la prevención en origen, el diseño ecológico y la ecoeficiencia y la ecoeficacia a lo largo de toda la cadena de valor. El artículo propone estrategias de circularidad en el corto, medio y largo plazo, donde entran en juego las diez R’s (rechazar, repensar, reducir, reutilizar, reparar, renovar, remanufacturar, reelaborar, reciclar y revalorizar) que prioricen determinados sectores y materiales críticos. El autor aboga por un decidido compromiso de todos los actores de la sociedad y de las administraciones públicas para fomentar una nueva cultura y estilo de vida y pone de manifiesto la necesidad, sobre todo en España, de avanzar en políticas públicas más contundentes que superen las opciones simplistas y tranquilizadoras basadas en el «super- reciclado». Señala que, con el lamentable retraso de una ansiada Estrategia Nacional de Economía Circular (todavía en borrador, desde febrero de 2018), España está perdiendo una oportunidad estratégica para definir un sólido marco de referencia, identificar prioridades, gestionar los conflictos (transición justa), aplicar políticas avanzadas y fomentar inversiones innovadoras para aprovechar los potenciales beneficios y la generación de empleo sostenible de los nuevos patrones circulares de producción y consumo.

El siguiente artículo, de Daniel Serón (de la Fundación Ecología y Desarrollo), hace un repaso del origen de la economía circular y describe sus tres principios básicos y las posibles estrategias que pueden ponerse en marcha para avanzar en esa transición desde lo lineal a lo circular. Insiste en la idea de que, aunque la mayoría de la gente cree que la mitigación climática sólo requiere cambiar los sistemas de energía, la clave está en los materiales y en el uso de la tierra. La economía circular requiere un cambio de modelo productivo que exige una gestión sostenible de las materias primas, los productos fabricados y los residuos generados, así como un consumo responsable por parte de la sociedad. Esto ayudará a tener ciudades más habitables, una mayor distribución de valor de la economía, el fomento de la innovación, la reducción de la contaminación de ecosistemas marinos y terrestres y de la pérdida de biodiversidad, así como una disminución de los riesgos para la salud humana. El autor destaca que la economía circular no es una alternativa, sino una necesidad. Pero esa transición entraña un cambio en el modelo de consumo que no sólo afecta al tipo de productos que consumimos, sino al modo en que los consumimos.

Precisamente sobre esta cuestión ahonda el tercer artículo, escrito por Carmen Valor (Universidad Pontificia de Comillas), quien se pregunta si está dispuesto el consumidor a asumir el cambio de mentalidad y aceptar modelos que minimicen la generación residuos; para invertir esfuerzo en extender la vida útil de los bienes con actividades de co-creación; para comprar productos reciclados o remanufacturados o para favorecer modelos basados en el acceso, más que en la propiedad. Sugiere la autora que circularizar la economía exige que el productor asuma su responsabilidad sobre la fase de uso y retirada del bien y diseñe los productos-servicios para minimizar los impactos también en esa fase. Y si no puede minimizarlos, deberían plantearse medidas que obliguen a productores a compensar los daños que producen. Alerta de que la tecnología sólo puede resolver parte del problema: el cambio sólo vendrá si cambiamos las lógicas y los hábitos que han causado el problema. Esto tiene necesariamente un coste para el consumidor, que a veces no es económico, sino de tiempo o esfuerzo. Este artículo dedica una especial atención al sector textil por su gran impacto ambiental y por ser una industria donde se están poniendo en práctica y se pueden escalar modelos circulares y donde, si los productores tuvieran que repercutir en el precio el impacto que la prenda tiene cuando se desecha, no saldría más barato tirar y comprar que reparar.

Como ejemplo de una política avanzada impulsada desde una administración regional, Jesús Losada, Director General de IHOBE, Sociedad Pública de Gestión Ambiental del Gobierno Vasco, nos explica en su artículo el recorrido que ha experimentado Euskadi en el ámbito de la economía circular y que le ha permitido tejer una importante red de agentes y alianzas público-privadas y generar una notable base de conocimiento y tecnología especializada. Tras un repaso de los proyectos y avances de los últimos cuatro años, el autor nos expone los principales objetivos de la nueva Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030, aprobada el pasado 7 de enero de 2020, que pretende impulsar la transición hacia una economía aumentando en un 30% la productividad material y en un 30% la tasa de uso de material circular y reducir en un 30% la tasa de generación de residuos por unidad de PIB. Para ello, está previsto el desarrollo de legislación propia para determinadas corrientes de residuos, ayudas a la inversión, especialmente en infraestructuras de gestión de residuos, eficiencia productiva y nuevos negocios, ayudas para I+D+i, deducciones fiscales, tasas e impuestos ambientales, desarrollo de estándares técnicos y metodologías para facilitar la utilización de materiales secundarios y capacitación y generación y transferencia de conocimiento, entre otras medidas.

Pero no basta con políticas públicas. También los actores privados deben actuar en esta transformación y cambio. En los últimos años, es creciente el número de empresas y organizaciones que ofrecen información sobre sus comportamientos en aspectos relacionados con la sostenibilidad. Sin embargo, el Grupo SOGRES de la UJI, autor del siguiente artículo, cree necesario verificar el alcance de dichas afirmaciones y su grado de veracidad. Dentro del proyecto SMART de la UE en el que han participado, han elaborado una Guía de evaluación de la sostenibilidad SAFSMART y realizado diferentes análisis sectoriales para ayudar a que las empresas y otras organizaciones sean más conscientes de sus impactos ambientales y sociales. Este artículo recoge las principales aportaciones de ambos trabajos, un resumen de la guía totalmente alineada con los conceptos que subyacen en la economía circular y un análisis del sector textil a lo largo del ciclo de vida del producto.

El último artículo, resultado de un trabajo realizado en la UNED y escrito por Marta de la Cuesta (UNED y Economistas sin Fronteras), Eva Pardo (UNED) y Elena Novillo (Economistas sin Fronteras), está dedicado a analizar el papel que juegan las entidades de Economía Social en la promoción y puesta en práctica de la economía circular, entidades que han sido pioneras en la implementación de estos modelos económicos, fundamentalmente en aquellos procesos orientados a la gestión de residuos y, en especial, a su reutilización. Si bien las menciones expresas a la economía circular en las entidades de Economía Social son escasas, el concepto de sostenibilidad ambiental intrínseco a la economía circular aparece expresamente en muchas de las legislaciones y los principios de las propias comunicaciones de asociaciones y confederaciones de Economía Social. En este artículo se recogen las barreras encontradas por parte de una muestra de entidades de Economía Social en su acercamiento a la economía circular, así como las oportunidades que presenta y algunas propuestas para avanzar en dicha transición.

Finalizamos el dossier, como viene siendo habitual, recogiendo una serie de enlaces a informes y documentos de interés recopilados en la sección Para Saber Más, elaborada por Manuel Morales, socio y voluntario de EsF, y recomendando la lectura de un libro recién publicado y con un título muy sugerente, Economía circular-espiral. Transición hacia un metabolismo económico cerrado, que ha sido coordinado por el primer autor de este dossier, Luis Jiménez Herrero, y por Elena Pérez Lagüela.

Aquí puedes ver y/o descargarte el Dossier