Ecologismo

Tejiendo redes por la soberanía alimentaria

La crisis alimentaria actual, con más de mil millones de personas en el mundo que pasan hambre (uno de cada seis habitantes del planeta!) pone de relieve el fracaso de las políticas agroalimentarias promovidas por las instituciones internacionales y las multinacionales del sector. [Esther Vivas y Josep Maria Antentas [1]] El modelo agrícola y alimentario […]

12 gener 2011

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La crisis alimentaria actual, con más de mil millones de personas en el mundo que pasan hambre (uno de cada seis habitantes del planeta!) pone de relieve el fracaso de las políticas agroalimentarias promovidas por las instituciones internacionales y las multinacionales del sector.

[Esther Vivas y Josep Maria Antentas [1]] El modelo agrícola y alimentario intensivo, deslocalizado, petrodependiente, quilométrico… se ha demostrado totalmente inútil para satisfacer las necesidades alimenticias de las personas. A pesar de que hoy en día se producen más alimentos que nunca en la historia y que el aumento poblacional no sido mayor que el de la producción[2], una parte importante de la humanidad no tiene acceso a la comida. Los alimentos han dejado de ser un derecho, para convertirse en un bien mercantil a manos del mejor postor.

Ante el fracaso del actual modelo agroalimentario ha emergido progresivamente un paradigma alternativo centrado en el concepto de soberanía alimentaria, entendida como el derecho de los pueblos a decidir sobre sus políticas agrarias y alimentarias. La perspectiva de la soberanía alimentaria expresa la necesidad de recuperar el control sobre el modo en cómo se producen, transforman y distribuyen los alimentos, poniendo en el centro de estas políticas el derecho campesino, de los trabajadores y a una alimentación sana y saludable para todos.

Enmarcándose en esta estrategia política, se ha lanzado en el Estado español el proceso de construcción de una Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos, con la voluntad de tejer redes desde lo local, pero como parte de un proceso global, para recuperar nuestros derechos campesinos y alimentarios, estableciendo lazos de solidaridad entre el campo y la ciudad y vinculándose con un proceso global impulsado por el movimiento de La Vía Campesina. Pero, ¿De dónde surge esta propuesta de la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos? ¿Qué persigue? ¿Quiénes participan? ¿Cómo vincula lo local y lo global? Son algunas de las preguntas a las que da respuesta el presente artículo.

Orígenes

La Vía Campesina, uno de los movimientos internacionales de referencia en la crítica a la globalización neoliberal e integrado por 150 organizaciones campesinas de África, Asia, América Latina, Europa, Norteamérica, fue la primera en alzar la bandera de la soberanía alimentaria en el año 1996 coincidiendo con la Cumbre Mundial de la Alimentación de la FAO en Roma.

La Vía Campesina nació en 1993 y es la expresión de la resistencia campesina al hundimiento del mundo rural, provocado por las políticas neoliberales y la intensificación de las mismas con la creación de la Organización Mundial del Comercio. La Vía emergió como una alternativa más radical a la hasta entonces única estructura campesina internacional, la Federación Internacional de Productores Agrícolas, y su membresía es bastante heterogénea, en términos de procedencia ideológica y de los sectores representados (sin tierra, pequeños campesinos…), pero todos coinciden en pertenecer a las franjas campesinas más pobres y golpeadas por el avance de la globalización neoliberal (Borras, 2004). Uno de sus logros más importantes ha sido el de superar, de forma bastante satisfactoria, la brecha entre los campesinos del Norte y del Sur, articulando una resistencia conjunta al actual modelo de liberalización económica.

Desde su creación, La Vía ha construido una identidad “campesina” politizada, ligada a la tierra y a la producción de alimentos, forjada en oposición al actual modelo del agrobusiness y en base a la defensa de la soberanía alimentaria (Desmarais, 2007). La Vía encarna un nuevo tipo de “internacionalismo campesino” (Bello, 2009) que podemos conceptualizar como el “componente campesino” del nuevo internacionalismo de las resistencias representado por el movimiento altermundialista (Antentas y Vivas, 2009).

Su propuesta de soberanía alimentaria y su crítica global al actual modelo agroalimentario no implica un retorno romántico al pasado, sino que trata de recuperar el conocimiento y las prácticas tradicionales y combinarlas con las nuevas tecnologías y los nuevos saberes (Desmarais, 2007). No debe consistir tampoco, como señala McMichael (2006), en un planteamiento localista, ni en una “mistificación de lo pequeño” sino en repensar el sistema alimentario mundial para favorecer formas democráticas de producción y distribución de alimentos.

En el año 2007, la Vía Campesina, junto con otros movimientos sociales como la Marcha Mundial de Mujeres, el Foro de los Pueblos Pescadores, Amigos de la Tierra… promovieron el Foro Internacional por la Soberanía Alimentaria, con el nombre de Nyeleni, que tuvo lugar en Malí y que reunió a 500 delegadas y delegados de organizaciones de agricultores, pescadores, pastores, mujeres, pueblos indígenas, consumidores de ochenta países (Vivas, 2007). Su objetivo era promover un debate estratégico sobre qué se entiende por soberanía alimentaria, qué propuestas concretas se reivindican y cómo llevarlas a cabo, con la perspectiva de construir un movimiento global amplio a favor de la soberanía alimentaria que fuese más allá de los sectores campesinos y que sumara a distintas redes. Un objetivo que se consiguió en buena media y que marcó un cierto punto de inflexión en el impulso de este movimiento a escala global, planteándose el reto de construir procesos similares a escala local y regional.

En el Estado español, Plataforma Rural[3], una alianza a favor de un mundo rural vivo que agrupa a organizaciones campesinas, de consumo, ecologistas, ONGs, cristianos de base, hizo suyo este llamado. Plataforma Rural se creó hace más de doce años e inicialmente centró su trabajo en el mantenimiento de las escuelas rurales, a posteriori planteó la necesidad urgente de un cambio de la Política Agraria Común (PAC) y actualmente se ha convertido en uno de los máximos referentes en la defensa de la soberanía alimentaria en el Estado español. Su primer encuentro, con el nombre de Foro por un Mundo Rural Vivo, se celebró en el año 1992 en el Escorial y desde entonces cada dos años se llevan a cabo estas reuniones en las que la Plataforma establece su calendario y prioridades de acción para los años siguientes.

En el 6º Foro por un Mundo Rural Vivo en Andorra (Teruel) en el 2008, al que acudieron unas 250 personas de organizaciones miembros de la Plataforma, se acordó impulsar una iniciativa estatal e ibérica en la dirección que apuntaban las conclusiones del foro internacional en Malí con el objetivo de tejer redes desde lo local a favor de la soberanía alimentaria. Así empezó a andar la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos.

Algunas acciones en el 2009

En el año 2009 se llevaron a cabo algunas acciones significativas en esta dirección: desde protestas y movilizaciones contra el cultivo de alimentos transgénicos, que sumaron a un número significativo de personas, hasta experiencias más locales de fortalecimiento de redes y espacios de coordinación entre consumidores y productores agroecológicos.

La lucha contra los transgénicos fue uno de los temas más importantes que marcó la agenda. Hay que recordar que el Estado español es pionero en el cultivo de transgénicos en toda Europa, incluso de variedades como el Mon 810 prohibidas en otros países como Francia, Austria, Grecia, Alemania, Suiza, Hungría y Rumania. En el Estado, las zonas más afectadas son Aragón y Catalunya. Por este motivo, coincidiendo con el 17 de abril, el día internacional de lucha campesina, se organizaron acciones descentralizadas en Madrid, Barcelona, Valencia, Santander, Albacete, Vigo… contra la política del gobierno español en materia de transgénicos y para reivindicar el derecho a la soberanía alimentaria. Movilizaciones que culminaron en una manifestación en Zaragoza, el 18 de abril, convocada por Plataforma Rural y Greenpeace y que sumó a unas ocho mil personas venidas de todo el Estado.

En Catalunya, en febrero del 2009 se presentó a trámite en el Parlament de Catalunya una Iniciativa Legislativa Popular (ILP), a propuesta de la campaña Som lo que sembrem, que había recogido en un año 106.000 firmas, más del doble de las necesarias para impulsar una ILP contra los transgénicos, con un amplio apoyo social. La ILP exigía la prohibición del cultivo de Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en suelo agrícola, el etiquetado de los alimentos transgénicos, una moratoria al desarrollo de OGM y la investigación independiente de sus efectos sanitarios y ambientales.

Los grupos parlamentarios de PSC, CiU y PP presentaron enmiendas a la totalidad, por lo que se convocó una manifestación en Barcelona, el 28 de junio, en la que participaron unas cuatro mil personas, con el objetivo de presionar en el debate parlamentario a celebrarse el 2 de julio. Asimismo, cuatro miembros de la campaña al acabar dicha manifestación iniciaron una huelga de hambre para exigir que se escuchase la voz de aquellos que firmaron a favor de la ILP. Pero los intereses privados de la industria agroalimentaria y protransgénica acabaron primando por encima de la movilización popular y el mantenimiento de las enmiendas a la totalidad impidió cualquier tipo de debate en el Parlament.

Otra línea de trabajo en la que se ha avanzado a lo largo del 2009 ha sido en la creación y fortalecimiento de alianzas entre grupos de consumidores y campesinos agroecológicos. Encuentros que han permitido el intercambio entre ambos como la experiencia de La Repera en Catalunya, La Rehuerta en Madrid u otros en Galicia, Illes Balears, Murcia, así como la iniciativa ARCO (Agricultura de Responsabilidad Compartida) del sindicato campesino COAG con el objetivo de promover los circuitos de cortos de comercialización (mercados de productores, grupos de consumo, cajas a domicilio, venta en explotaciones, comedores colectivos, etc.) apuntan en esta dirección.

Y es que en pocos años los grupos y cooperativas de consumo agroecológico han proliferado de forma muy importante en todo el Estado. En Catalunya, por poner un ejemplo, antes del año 2000 se contabilizaban menos de diez grupos y en la actualidad existen más de noventa, sumando un total de 2880 unidades de consumo[4]. De éstas, un 86% se encuentran en la provincia de Barcelona y un 46% en la capital catalana (Descombes, 2009; Vivas, 2009). Una dinámica similar se ha seguido en otros lugares, fortaleciéndose y aumentando el número de miembros en aquellos territorios donde ya existían asociaciones de este tipo como en Andalucía, Madrid y Euskadi o creándose experiencias nuevas, y muy exitosas, como en Galicia o Illes Baleares, por ejemplo.

Quién es quién

La Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos tiene como objetivo impulsar un movimiento social plural y amplio a favor de la soberanía alimentaria en el Estado español. Desde su lanzamiento en el 6º Foro por un Mundo Rural Vivo, a finales del 2008, se han ido creando poco a poco y con ritmos muy distintos plataformas en varios territorios del Estado. Cada una de ellas ha establecido sus prioridades en lo que respecta a contenidos y acción y definiendo su propio modelo organizativo.

Y aunque en algunos territorios pese más la presencia de campesinos que organizaciones urbanas y en otros pase todo lo contrario, como puede ser el caso de Castilla y León entre los primeros y de Catalunya o Madrid entre los segundos, todos apuestan por la creación de “solidaridades” entre el campo y la ciudad. Asimismo, en algunos sitios hay más presencia de ONGs que de movimientos sociales o campesinos, pero en todos los territorios hay la clara voluntad de crear marcos de trabajo plurales y amplios. En la mayor parte de los territorios, y teniendo en cuentas estas particularidades, quienes impulsan la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos son mayoritariamente sindicatos o redes de campesinos, cooperativas u asociaciones de consumidores, ONGs, ecologistas, grupos de comercio justo, muchos de ellos miembros de Plataforma Rural.

En uno de los lugares donde esta experiencia lleva más tiempo funcionando es en Galicia, donde la Iniciativa pola Soberania Alimentar dos Pobos[5] empezó a andar en abril del 2008. Inicialmente fue lanzada por el Sindicato Labrego Galego, Veterinarios Sen Fronteiras, Verdegaia y Amarante y posteriormente se incorporaron cooperativas y grupos de consumo y otras organizaciones de comercio justo y ecologistas. Su objetivo era dar a conocer y construir la soberanía alimentaria desde Galicia vinculándose al proceso lanzado por el encuentro de Nyeleni en Malí, en febrero del 2007.

En Madrid, justo después del 6º Foro por un Mundo Rural Vivo, en octubre del 2008, se creó la Iniciativa por la Soberanía Alimentaria en Madrid (ISAM), impulsada por ONGs, grupos de consumo, organizaciones ecologistas, el sindicato campesino AGIM-COAG, entre otros, con el objetivo de crear alianzas entre todos aquellos que en la comunidad de Madrid trabajaban a favor de la soberanía alimentaria. La Iniciativa se presentó públicamente en el 2º Foro Social Mundial en Madrid, en enero del 2009, y en la actualidad cuenta con cuatro grupos de trabajo: sobre transgénicos; producción y consumo (quienes organizan los encuentros de La Rehuerta); formación; y grandes superficies. La Iniciativa también pretende ser un marco de intercambio, análisis y reflexión sobre los problemas y potencialidades de la agricultura y el medio rural en la comunidad de Madrid.

En el País Valencià, se constituyó la Aliança per la Sobirania Alimentaria dels Pobles del País Valencià que hizo su primera actividad, en formato “campamento”, en octubre del 2009 con la organización de un encuentro con actividades, mesas redondas, reuniones de trabajo y talleres sobre derecho a la alimentación, acceso a los recursos naturales, comercio internacional y local, modelos de producción, cambio climático y movimientos sociales. El encuentro reunió a unas 130 personas miembros de las organizaciones de la Aliança, que está formada por el sindicato campesino Unió de Llauradors i Ramaders, ONGs, entidades ecologistas y grupos de consumo agroecológico.

Aunque es importante señalar como en el País Valencià encontramos dos dinámicas distintas, la de la Aliança que se ha constituido recientemente y la del proceso en las comarcas del sur, en Alacant, donde está más consolidado. En Alacant, se empezó a funcionar justo después del 6º Foro por un Mundo Rural Vivo, en octubre del 2008, constituyendo la Plataforma per la Sobirania Alimentaria d’Alacant, con una dinámica de trabajo propia muy centrada en el intercambio entre campesino y consumidor, realizándose varios encuentros locales entres ambos y otras iniciativas.

En Andalucía, encontramos dos núcleos, por las características del territorio y el trabajo desarrollado. Por un lado, el Grupo de Soberanía Alimentaria y Género[6] en Sevilla, Cádiz y Huelva que viene trabajando desde el 2006 y que reúne en su seno a ONGs, cooperativas y grupos de consumo, organizaciones campesinas, la Universidad Rural Paulo Freire, grupos ecologistas, etc. Uno de sus ejes principales de trabajo es la vinculación entre soberanía alimentaria y mujer, visualizando el papel de estas últimas en la producción, distribución y consumo de alimentos. Por otro lado, se encuentra la Alianza por la Soberanía Alimentaria en Córdoba (ASACO) que se formó en noviembre del 2009 e integra a sindicatos campesinos, ONGs, grupos y cooperativas de consumo, entre otros. En noviembre del 2009 se organizó un encuentro andaluz en Córdoba para establecer mecanismos de coordinación entre los distintos grupos.

En Castilla y León, se celebró un primer encuentro en diciembre del 2009 para sentar las bases de una Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos en Castilla y León. En el encuentro se presentaron varias experiencias locales que trabajan a favor de la soberanía alimentaria y se contó con una presencia importante de campesinos, aunque con una menor asistencia de colectivos urbanos debido a las características de la región. Las organizaciones miembros son grupos y cooperativas de consumo, ONGs, campesinos, la Universidad Rural Paulo Freire…, sumando un total de trece organizaciones.

En Euskal Herria, se creó, a principios del 2009, un núcleo promotor de unas cinco organizaciones integrado por el sindicato campesino EHNE, ONGs y grupos de comercio justo y consumo. El proceso se encuentra aún en una fase inicial de discusión y aprobación de unas bases de trabajo comunes, y con el objetivo de extenderse y de sumar a otros colectivos locales y en defensa del territorio.

Castilla-La Mancha se coordina con Extremadura para impulsar el proceso en el que participan ONGs, grupos de consumo, ecologistas, experiencias locales, aunque es más débil la presencia del campesinado organizado. En total, suman a unas trece organizaciones, quienes celebraron un primer encuentro en otoño del 2009.

En Catalunya, el proceso empezó a finales del 2009 con la convocatoria de una reunión, en noviembre, donde hubo una asistencia importante de ONGs, grupos de consumo, colectivos ecologistas, de comercio justo, pero con una débil presencia de campesinos. Unas veinte organizaciones participan en el proceso y se han constituido tres comisiones de trabajo: elaboración de un decálogo; construcción de una agenda política común; preparación de acciones para el 17 de abril, jornada internacional de lucha campesina.

En otros territorios como Aragón, Illes Balears, Asturias o las Islas Canarias el proceso está menos avanzado.

Es importante señalar que la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos cuenta con un llamado “comité de pilotaje” integrado por organizaciones que participaron en el proceso del Foro Internacional por la Soberanía Alimentaria en Malí, en el 2007, y que fueron quienes lanzaron la iniciativa en el Estado. Entre estas organizaciones se encuentran Plataforma Rural, el sindicato campesino COAG, Xarxa de Consum Solidari, Entrepueblos, Veterinarios Sin Fronteras, la Marcha Mundial de Mujeres, entre otras, y son las encargadas de convocar los encuentros estatales que han de permitir una mayor coordinación entre los territorios. A partir de estos encuentros, debe discutirse y aprobarse un modelo organizativo para la nueva etapa de extensión y consolidación de la iniciativa.

Adónde vamos

Pero, ¿cuáles son las perspectivas de futuro de este proceso? En primer lugar, debemos de señalar que el propio lanzamiento de esta iniciativa es un paso adelante muy importante para consolidar la construcción de redes a favor de la soberanía alimentaria en el Estado español. Asimismo, el peso dado al trabajo y a la coordinación local es fundamental para la consolidación y el arraigo de una iniciativa de estas características, pero sin olvidar la coordinación estatal y la perspectiva global que da el marco de La Vía Campesina.

En segundo lugar, es clave enfatizar la voluntad de crear “movimiento social” y avanzar en esta dirección. La Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos no debe ser una estructura más de ONGs ni tampoco una mera plataforma de intercambio entre consumidores y productores, evidentemente puede incluir algunos de estos elementos, pero debe de ir más allá ya que experiencias de este tipo ya existen y no sería bueno solapar espacios. En cambio es necesario y urgente un movimiento social, amplio y radical con unas bases políticas sólidas y centrado en la movilización a favor de la soberanía alimentaria, a la vez que éste debería enmarcarse en una visión más general de transformación social, buscando alianzas con iniciativas amplias ligadas al movimiento altermundialista, campañas contra el cambio climático, comités de apoyo a movilizaciones laborales en supermercados, etc.

En tercer lugar, será necesario establecer una muy buena coordinación tanto territorial, entre los distintos núcleos, como sectorial, entre las redes que participan en la Alianza (ecologistas, comercio justo, mujeres, campesinas, consumidores). Y se tendrá que dar un peso específico a las aportaciones feministas, ya que la lucha por la soberanía alimentaria, visto el papel de la mujer en el campo y en sistema alimentario, requiere una pespectvia antipatriarcal.

Las resistencias a favor de la soberanía alimentaria de los pueblos en el Estado español han empezado a dar sus primeros pasos, pero queda mucho camino, discusiones, debates y aportaciones. El reto no es nada fácil, pero el escenario que plantea el actual contexto político, social, económico, alimentario, medioambiental urge de propuestas de este tipo.

Bibliografía

Antentas, J.M. y Vivas, E. (2009) “Internacionalismo(s) ayer y hoy” en Viento Sur, 100, pp. 33-40.

Bello, W. (2009) The Food Wars. Verso, London.

Borras, S (2004) La Vía Campesina. TNI, Amsterdam.

Descombes, C. (2009) Identificació i tipologia de possibilitats de comerç en circuits curts en: http://www.biotacc-project.com/Ressources/WP3_Transf_Solutions/CircuitsC…

Desmarais, A (2008). La Vía Campesina. Editorial popular, Madrid.

GRAIN (2008a) El negocio de matar de hambre en: http://www.grain.org/articles/?id=40

McMichael, Ph. (2006). “Feeding the world: agriculture, development and ecology” en Socialist Register 2007. Merlin Press, London, pp. 170-194.

Vivas, E. (2007) “Foro por la Soberanía Alimentaria, nuevas alianzas” en Ecología Política, nº 33, pp. 133-135.

Vivas, E. (2009) Grups i cooperatives de consum agroecològic a Barcelona en: http://esthervivas.wordpress.com/2010/01/19/grups-i-cooperatives-de-cons…

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[1] Esther Vivas es miembro del Centro de Estudios sobre Movimientos Sociales de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) y autora de diversos libros sobre movimientos sociales y soberanía alimentaria como Del campo al plato (Icaria editorial, 2009) o Supermercados, no gracias (Icaria editorial, 2007). Josep Maria Antentas es profesor de sociología en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y miembro del Centre d’Estudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball (QUIT). Ambos son autores de Resistencias globales. De Seattle a la crisis de Wall Street (Editorial Popular, 2009).

[2] La producción de alimentos desde los años 60 se ha multiplicado por tres, mientras que la población mundial tan solo se ha duplicado desde entonces (Grain, 2008).

[3] Más información de Plataforma Rural en: http://www.nodo50.org/plataformarural

[4] Las unidades de consumo son aquellos núcleos de personas que adquieren periódicamente una cesta con productos campesinos. Normalmente se trata de una familia, personas que comparten piso, etc.

[5] Más información de la Iniciativa pola Soberania Alimentar dos Pobos en: http://soberaniaalimentar.info

[6] Más información del Grupo de Soberanía Alimentaria y Género en: http://soberaniaalimentariaygenero.blogspot.com

*Antentas, J.M. y Vivas, E. (2010) “Tejiendo redes por la soberanía alimentaria” en Ibarra, P. y Grau, E. (coord.) Anuario de Movimientos Sociales. Barcelona, Icaria editorial, pp. 215-222.

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