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¿Por qué una Economía Social y Solidaria?

Muchas veces nos preguntamos qué es la Economía Social y Solidaria. ¿Es otra economía? Y la pregunta que se suma automáticamente es por qué hacer otra economía. La respuesta es única: no, toda la economía es social y no sólo eso sino que es fundamentalmente política. El objetivo del proyecto de la Economía Social y […]

21 gener 2011
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Muchas veces nos preguntamos qué es la Economía Social y Solidaria. ¿Es otra economía? Y la pregunta que se suma automáticamente es por qué hacer otra economía. La respuesta es única: no, toda la economía es social y no sólo eso sino que es fundamentalmente política.

El objetivo del proyecto de la Economía Social y Solidaria es dejar en claro cuáles son los valores centrales de esta propuesta. Una economía donde el eje central sea el trabajo del hombre, la sociedad y no el capital, donde los valores de competencia y maximización de ganancia del mercado sean supeditados a otro tipo de valores como el de la solidaridad.

Quizás una buena forma de reflexionar sobre estas preguntas sea pensar qué es la economía. Para muchos son números, y según las teorías económicas más citadas por los libros es ?la ciencia o actividades que tratan la administración de los recursos escasos?. Sin embargo, esta definición que parece tan simple y certera deja muchos interrogantes. Por ejemplo, cuáles son esos recursos y por qué son escasos. La respuesta se debe a que esta corriente ideológica define a la economía como una simple relación de elección entre alternativos fines y escasos medios, ante un hombre de infinitas necesidades. Dicha escasez engloba a todos los bienes y la forma de distribuirlos es el mercado. A través de los precios se irán dando los intercambios garantizando, según ellos, una justa distribución ya que es imparcial. Así se plantea una sociedad centrada en los valores de competencia y de accionar individual. Por ejemplo, si existe un terreno y dos interesados, quien pague más lo obtendrá.

Desde la Economía Social y Solidaria tomamos otra definición de economía ?que remite al intercambio entre el hombre y su entorno natural y social. Este intercambio provee al hombre de los medios para satisfacer sus necesidades? (Polanyi, 1957). Así, la economía es el conjunto de actividades a través de las cuales los seres humanos garantizan la reproducción de si mismos e intergeneracionalmente, es decir, al hombre hoy y a las futuras generaciones, es por eso que la relación con la naturaleza debe estar presente.

Esto nos plantea la necesidad de un análisis más complejo donde es difícil que simplemente a través de números representativos de costos conmensurables, como los precios, se pueda dar una justa distribución de los bienes. Pensar sólo en los precios genera que lo que no tiene precio no valga, como por ejemplo un río o, incluso, que cuando se les coloca precio éste no sea representativo porque es imposible saber el valor de la pérdida de un río. A esto debe sumársele que si la distribución la realiza sólo el mercado, accederán a ésta sólo quienes cuentan con poder en el mercado, es decir, quienes pueden afrontar esos precios sin importar la necesidad.

Es central revisar la concepción que se adopta de economía. Si la concepción sigue siendo la de administración de recursos escasos de nada sirve plantear una economía solidaria, o el tercer sector definido por el Banco Mundial, ya que el lugar es el de administrar aquellos sectores donde la lógica capitalista no es eficiente como pueden ser el cuidado ambiental o la asistencia a los pobres, convirtiéndose así en una forma de solucionar las fallas del sistema capitalista.

Es ante esta lectura de la economía donde nuestra propuesta de una Economía Social y Solidaria se diferencia y lo hace a partir de resaltar los componentes que ésta ya tiene, como el social y el solidario. Es allí donde nos diferenciamos del tercer sector porque la Economía Social y Solidaria no viene a subsanar ningún tipo de error del capitalismo sino a plantarse como una propuesta de construcción de otra economía, centrándose en valores de solidaridad y en la reproducción de la vida, con prácticas que parten desde la economía popular y van ampliándose, incorporando nuevas prácticas, incluso en los sectores público y privado.

Es importante resaltar que no hablamos de una solidaridad de asistencia donde donamos o regalamos, sino de construir en una solidaridad ampliada a cualquier otro ser humano desde una mirada como a un igual. Es ejemplo de esto el sistema de reparto de las jubilaciones donde todos aportamos para acceder mañana a una jubilación sin saber cuantos años vivirá cada uno de nosotros. Otro ejemplo es el sistema de salud donde todos aportamos a su mantenimiento sin importar cuantas veces nos enfermemos, incluso esperando no hacerlo.

En estos ejemplos podemos ver rápidamente como las dos concepciones se contraponen. La primera concepción nos propone llevar la vida como una administración eficiente, donde cada uno administre su vejez o sus enfermedades de la manera más conveniente convirtiendo el sentido de la economía, la reproducción de la vida humana, en un negocio más.

Cuando hablamos de una Economía Social y Solidaria pensamos en una economía centrada en el hombre, en la búsqueda de mejorar las condiciones de vida de todos y todas. Una economía donde acciones como las de ciertas empresas multinacionales del ámbito rural, descubiertas recientemente, con trabajadores que se encontraban viviendo totalmente hacinados, tomando agua de tachos con los cuales se transportaban los agrotóxicos, son inconcebibles porque las condiciones del trabajador dejan de ser un insumo a reducir y pasan a ser el objetivo a maximizar.

Este debate no pretende desterrar el análisis costo-ganancia de cada negocio sino aportar a desmitificar que la economía sea sólo eso y entender que deben ser objetivos supeditados a otro central, que es garantizar y mejorar cada día la vida de todas y todos.

Artículo escrito por Lorena Putero, economista Cemop (Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas) – Madres de Plaza de Mayo
Correo de contacto: lorena.putero@ gmail.com

Fuente: Nuestras Huellas

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