Economía Solidaria

La Economía Solidaria, una respuesta a los graves problemas que atraviesa México

Aunque por necesidad, algunos habitantes aledaños a la Ciénega de Zacapu practicaban, hasta hace pocos años, el sistema de trueque como el método comercial más adecuado para ellos, pues quienes cosechaban cítricos y pescado según las características de suelo y clima en Zipiajo, Naranja de Tapia y Comanja, también debían conseguir el maíz que brota […]

28 gener 2011

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Aunque por necesidad, algunos habitantes aledaños a la Ciénega de Zacapu practicaban, hasta hace pocos años, el sistema de trueque como el método comercial más adecuado para ellos, pues quienes cosechaban cítricos y pescado según las características de suelo y clima en Zipiajo, Naranja de Tapia y Comanja, también debían conseguir el maíz que brota mejor en Tiríndaro, sin reparar mucho en que ese intercambio de frutos por granos no solamente permite abaratar los costos como compradores y distribuir más fácilmente sus mercancías como productores, sino que al mismo tiempo refuerza un elemento que el capitalismo ya suprimió: la solidaridad como base de la economía grupal.

[ÉRICK ALBA – La Jornada Michoacán] A pesar de cierta lentitud, el estado de Michoacán inició el despertar de su propia conciencia sobre las virtudes de la hoy llamada Economía Solidaria a través de un proceso en el que el activismo de los particulares se adelantó por un buen número de años al reaccionar de las instituciones, hasta definir propuestas concretas que van mucho más allá del trueque.

Así, distintas organizaciones civiles diseñaron programas en los que el intercambio de un producto por otro se mantiene como la base de la convivencia, para después rodear esa actividad con la impartición de talleres de manualidades en los que se instruye a la población en aprovechar los desechos de la vida cotidiana y convertirlos en distintos enseres domésticos, además de ofrecer conocimientos en música popular y muestras gastronómicas, como sucedió en la Gran Feria Alternativa desarrollada el 26 de diciembre del año anterior en la comunidad de Arócutin, en la ribera del lago de Pátzcuaro.

Sin embargo, otras organizaciones observan en la Economía Solidaria una respuesta más contundente a los graves problemas sociales que enfrenta México en la actualidad, pues afirman que ese sistema comercial es capaz de enfrentar con éxito el fenómeno de la pobreza, la corrupción, la migración forzada, la inseguridad social, la falta de educación, la destrucción ecológica y la propagación de adicciones.

Según el presbítero Marcos Linares, asignado a la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, en Atacheo, y dirigente de la Asociación Michoacana de Promotores de la Empresa Social A. C. (AMPES), la mejor mecánica que debe seguir el sistema comercial es bastante simple: “que el que consume apoye al que produce”, algo que evidentemente no existe en el sistema capitalista impuesto en México, lo que provoca el distanciamiento entre los sectores sociales.

En una entrevista publicada por Carlos López Dzur sobre la concepción de Marcos Linares en torno a la Economía Solidaria (www.economiasolidaria.org), el religioso señaló una serie de paradojas visibles y dolorosas para la sociedad mexicana, como el caudal de migrantes que cada año abandonan sus territorios en busca de mejores oportunidades de vida, y que terminan mejorando la economía de naciones extrañas en lugar de la propia.

Ese fenómeno, aseguró Linares, se debe a una falta de acuerdos entre el productor y el consumidor local, a lo que se une después la voracidad de los intermediarios: “ambos, consumidores y productores, se necesitan mutuamente y lo que falta es que se organicen como aliados, hagan ofertas y vendan, hagan sus propias comercializadoras y quiten de su camino a los intermediarios, banqueros y empacadoras que se llevan la gran tajada de los beneficios”.

Bajo ese esquema, Linares propuso al gobierno de Leonel Godoy Rangel la instauración de una política que fomente la Economía Solidaria en Michoacán, sobre todo en las regiones catalogadas como de Muy Alta Marginación, después de la experiencia que el propio sacerdote vivió al organizar a los productores de 80 municipios michoacanos, por lo que solicitó el diseño de un fondo monetario para capitalizar a nuevas empresas en el esquema de cooperativas (La Jornada Michoacán, 28 de noviembre de 2010).

La respuesta del gobierno estatal michoacano se dio apenas unos días atrás, aunque no del todo satisfactoria, pues el 21 de enero anterior el Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Michoacán (ICATMI) informó que “a través de la Unidad de Gestión Cooperativa y Organización para el Trabajo Asociado se trabaja para el desarrollo de cooperativas de consumo en las comunidades del estado, mismas a las que se dará capacitación organizativa”, sin que se hablara del fondo económico necesario para el desarrollo de proyectos.

En ese contexto, la creación del fondo es necesaria para capitalizar a pequeñas empresas locales, pues se debe redirigir el mercado y soportar económicamente ese proceso. Un ejemplo es el del aguacate, el que aún teniendo a su centro de producción en Michoacán es extremadamente costoso para los michoacanos, pues la inercia actual indica que el producto se queda en manos de empresarios estadunidenses.

El paso siguiente es el de convertir a los productores en socios de una empresa colectiva, a través de descuentos del “25 por ciento del salario para que adquieran hasta cinco acciones de la sociedad; un máximo establecido para evitar monopolios o acumulación de tantas acciones que desvirtúe el espíritu del proyecto. Lo ideal es incluir el máximo de socios para distribuir más beneficios”.

Bajo ese esquema, explicó Marcos Linares, el posible contrarrestar “ocho males que definen la realidad mexicana: pobreza (que afecta a 60 millones de compatriotas); corrupción; migración que asola pueblos, separa familias y crea pueblos sin juventud, pueblos fantasmas; inseguridad social, ocio, vicio y delitos; bajo nivel educativo; destrucción ecológica; descomposición del tejido social; y mucha injusticia”.

Sin embargo, el éxito de la Economía Solidaria como instrumento de mejoría social no sólo depende del apoyo económico del gobierno, sino del reconocimiento hacia una responsabilidad compartida con la sociedad que hace necesario una modificación en la postura individual de los ciudadanos, pues “lo primero es dejar el egoísmo. Pasar del Yo al Nosotros; lo segundo, es pasar del Nosotros al Trabajo en Equipo; y la tercera cosa es pasar del Trabajo en Equipo al Cooperativismo. Estas tres etapas constituyen la base de la Economía Solidaria en la que la persona es privilegiada sobre el dinero y la ganancia, tratándosele con equidad y justicia y haciéndola participar adecuadamente de la distribución de la riqueza”.

En contraste, el sistema comercial que se desarrolla actualmente en México, tomado de modelos económicos extranjeros y reforzado por el fenómeno de la globalización aún en contra de las raíces culturales mexicanas, deriva en un sistema de apoyos a las micro y pequeñas empresas “con créditos que no alcanzan para realmente conservar una actividad productiva y que además fomentan la changarrización de la economía, pues promueve el individualismo y la competencia entre ellos mismos, que a final de cuentas no logran los niveles de competitividad suficientes para soportar la competencia con las cadenas y empresas trasnacionales”.

Hasta el momento, el estado de Michoacán dio apenas los primeros pasos para profundizar en la implantación de la Economía Solidaria como palanca para la mejoría social, a través de la estrategia anunciada por el ICATMI y con el desarrollo de una Feria Regional de Economía Solidaria, organizada por la Secretaría de Desarrollo Económico, la AMPES y el Centro Empresarial para las Exportaciones (Cexporta), el pasado 2 de julio en el municipio de Uruapan.

Pese a eso, aún es necesario retomar estrategias que ya están disponibles en México, como la Declaración de Aguascalientes, un documento firmado en esa entidad y en el que “se insta a todos los congresos locales del país a crear comisiones de fomento cooperativo y promoción de la economía social y solidaria como estrategia para modificar el marco jurídico que permita sustituir al actual modelo económico que no ha sido capaz de ofrecer equidad y cohesión social en México”. Cabe destacar que el Congreso del Estado de Michoacán es uno de los que no se sumó a esa propuesta y no cuenta con una comisión de legisladores que desarrolle el tema.

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