Varios

Impacto de la crisis y economía solidaria en Brasil (Paul Singer)

Casi medio año después de la eclosión de la crisis financiera mundial, Brasil siente el golpe. Despidos, falta de crédito en la plaza, desconfianza. El impacto de la crisis en el país es “brutal”, en la evaluación del economista Paul Singer. “El grado de reducción de la actividad económica es mucho mayor allá fuera. No […]

5 març 2009

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

NULL

Casi medio año después de la eclosión de la crisis financiera mundial, Brasil siente el golpe. Despidos, falta de crédito en la plaza, desconfianza. El impacto de la crisis en el país es “brutal”, en la evaluación del economista Paul Singer.

“El grado de reducción de la actividad económica es mucho mayor allá fuera. No obstante, desde un punto de vista no comparativo, a partir del propio Brasil, el impacto está siendo brutal”, dice.

Titular de la Secretaría Nacional de Economía Solidaria, Singer fue el responsable por la implementación de esta Secretaría, ligada al Ministerio del Trabajo y Empleo, todavía al inicio del gobierno Lula, en el ya lejano año 2003. Fue también uno de los fundadores del Cebrap (Centro Brasileño de Análisis y Planificación), creado en 1969 por un grupo de intelectuales perseguidos por el régimen militar.

En esta entrevista exclusiva a Terra Magazine, el economista hace un análisis detallado de la crisis, además de proponer mecanismos para contener sus efectos en Brasil, como el control de flujo de capitales. Prevé además la expansión de formas de economía solidaria en medio del turbión financiero, como el trabajo en cooperativas y la autogestión.

Para el debido registro, economía solidaria es el nombre que se da a nuevas formas de producción y consumo que prioricen el precio justo y la asociación de los trabajadores. En la práctica, la economía solidaria la ejercen las cooperativas, asociaciones y redes de auxilio entre trabajadores y consumidores.

“El sistema de finanzas solidarias no es especulativo, bajo ningún concepto. Es autoadministrado. Los propios depositantes administran las cooperativas de crédito. Además, los emprendimientos de economía solidaria no despiden. A nadie, nunca se lo despidió porque todos son socios. Nadie puede dimitir a un socio”, explica.

Terra Magazine: En su evaluación, ¿cómo le afecta a Brasil la crisis?

Paul Singer: En términos de comparación, le afecta poco. Los Estados Unidos, España, Japón… hay una serie de países que vienen siendo afectados con mucha más violencia que Brasil. Vienen siendo afectados desde la mitad de año pasado; nosotros, solamente desde final del año. Y el grado de reducción de la actividad económica es mucho mayor allá afuera. No obstante, desde un punto de vista no comparativo, a partir del propio Brasil, el impacto está siendo brutal. Mucha gente está perdiendo el empleo, lo que no ocurría antes. Esto es realmente el resultado de la crisis, y la actividad económica está yendo hacia atrás.

¿Esto muestra que, a pesar de haber invertido bastante en el mercado interno, el país todavía está bastante dependiente de sus relaciones económicas internacionales?

No es sólo eso, no. Efectivamente, usted tiene razón, porque la crisis viene de afuera hacia adentro. Son las grandes finanzas globalizadas el origen de la crisis, entonces ella afectó a los países por el lado financiero, en general internacionalmente. En Brasil esto fue obvio, porque, por varias razones, los bancos brasileños no están en crisis; a pesar de eso, están reduciendo enormemente sus actividades de crédito, aumentando los intereses y eso está afectando ahora la economía nacional. El efecto externo comenzó (la crisis), pero ella ahora se está desarrollando dentro del país.

¿Se esperaba esta postura del sistema bancario?, ¿No es una actitud contraproducente para la economía del país?

Se la esperaba en términos de precedente histórico, siempre que hay un pánico internacional, los bancos ponen las barbas en remojo. Porque su propio capital es una pequeña parte con relación a sus obligaciones con los depositantes. Es lo que se llama de aumento de recursos; el grado de aumento de recursos de los bancos es extremadamente alto. Esto significa que ellos perdieron una parte de sus créditos -fue exactamente lo que ocurrió con las hipotecas en los EE.UU.-, y están quebrados.

Ellos aumentan los recursos en hasta 30 veces el valor del capital propio…

Sí, y eso es un absurdo. Por las normas de Basilea, que no son nada, digamos, admirables, pero tienen un mínimo de sentido común, los bancos deberían tener por lo menos un 8% de sus obligaciones en capital propio, lo que es una garantía que el banco ofrece a los depositantes. Esto sería un aumento de recursos de 12 veces. Como usted puede ver, hay bancos con aumento de recursos de 30, hasta de 40 veces. Los bancos americanos que fueron agarrados a contra pie estaban con un aumento en 40 veces de su propio capital.

¿Cómo cree usted que Brasil viene reaccionando ante la crisis?

Brasil está siendo de los más ágiles, e inclusive actuando en la dirección correcta. Tenemos, digamos, una suerte muy grande de tener el Programa de Aceleración de Crecimiento (PAC). Yo creo que el PAC no fue hecho en función de esta crisis, pero vino en el momento exacto. Brasil tiene hoy un volumen muy grande de inversiones en infraestructura que son importantes; y tienen el PAC social también, que no es malo. Inversiones en educación, habitacionales populares, salud… Todas son medidas anticíclicas, y explican, en, gran parte, porqué, comparativamente, la economía brasileña fue poco afectada.

¿Qué más se puede hacer para minimizar los efectos de la crisis? Usted es un defensor del control de flujo de capitales, por ejemplo…

Ah, sí. Esta (la falta de control) fue una de las razones de la crisis. Se globalizaron las finanzas… Se cometieron errores peores que crímenes: uno de ellos fue este, liberar completamente la transferencia de capitales. Una de las consecuencias terribles de esto son los llamados paraísos fiscales, que ahora comienzan a ser objeto de crítica y propuestas de eliminación. Pero esto es de cualquier forma un absurdo. Usted crea seudopaíses donde no se pagan impuestos, entonces la defraudación internacional se hizo regla, y eso, evidentemente contribuye a la crisis, porque usted eleva el grado de especulación, de defraudación de impuestos, de falsificación de balances, a niveles insoportables. De modo que no basta acabar con los paraísos fiscales; el movimiento de capitales tiene que ser regulada por cada país, en función de sus prioridades socioeconómicas, y no en función de la defensa del lucro máximo de los detentores de capitales privados. Y probablemente el sistema financiero tenga que ser estatizado.

¿Cuál es la evaluación que usted hace del ritmo de reducción de los intereses por el Banco Central?

Es completamente inadecuado. Esto debería haber comenzado seis meses atrás. No hay razón para elevar los tipos de interés, incluso si hace unos meses; en 2008 ya era un año de crisis, que acabaría afectando al país, inclusive ahora. Ellos prácticamente esperaron el final de 2008 para hacer una reducción del 1%. Es muy poco, y muy tarde además. Pero si se continúa reduciendo por lo menos 1% en cada reunión del Copom (Comité de Política Económica), ya ayuda un poco.

¿Cuál es la importancia del mercado interno para el Brasil, hoy? Por mucho tiempo las exportaciones lo dejaron en segundo plano…

La importancia es total. Quiero decir, durante la burbuja que precedió a la crisis, Brasil fue beneficiado por el alza (de los precios) de las materias primas. Es siempre así: los commodities, junto con el sector inmobiliario, son el centro de la especulación. El petróleo y los minerales fueron a parar en las nubes, y ahora están en el suelo. Como hubo una reducción enorme en la renta de los países más ricos del mundo, hubo una disminución en la demanda también. El petróleo hoy vale menos de un tercio de lo que valía a mediados del año pasado. Esto reduce, por lo tanto, la importancia del mercado externo para Brasil. Nosotros somos exportadores de materias primas. No sólo, pero bastante. Con la retracción de estos mercados, el mercado interno tiene que tomar su lugar. Entonces todas las medidas que el gobierno ha tomado, sobre todo las redistributivas, son de enorme importancia. La elevación del salario mínimo, la ampliación de la bolsa familia y de la enseñanza pública gratuita, inclusive la superior, muchas medidas redistributivas del gobierno, más allá de socialmente justas, también amplían el mercado interno.

¿Cómo la economía solidaria puede contribuir con el país en medio de la crisis?

Es una alternativa desde todos los puntos de vista. En primer lugar, el financiero. El sistema de finanzas solidarias no es especulativo, en ninguna circunstancia. Él es autoadministrado. Los propios depositantes administran las cooperativas de crédito, los bancos comunitarios y así en adelante. Ellos no tienen el menor interés de arriesgar su dinero por medios especulativos, inclusive gente pobre. Usted tiene ahí el ejemplo de un sistema financiero no especulativo y, por lo tanto, inmune a la crisis. Además, los emprendimientos de economía solidaria no despiden. Nunca se despide a nadie porque todos son socios. Usted no puede dimitir a un socio. A los emprendimientos de economía solidaria también los afecta la crisis, pero ellos tienen que repartir lo que tienen entre todos, no tienen que despedir a gente como lo hizo Embraer, por ejemplo.

Incluso porque la idea no es optimizar las utilidades a cualquier costo…

Sí. Las empresas, bajo el sistema de economía solidaria, se adaptan. Tienen gente que se dispone a salir porque tiene oportunidad de ganar su propio dinero, o porque está calificado, y esto alivia el perjuicio de los que se quedan. La solidaridad funciona.

¿Entonces usted ve espacio para el crecimiento, en medio de la crisis, del trabajo asociado, en cooperativas, que conocemos con el nombre de economía solidaria, hay espacio para esta forma de organización de los trabajadores?

Debe aumentar. La gran emergencia, vamos a decirlo así, de la economía solidaria, fue la gran crisis de los años de 1990. Crisis terrible, en que millones de empleos industriales se perdieron. Fue en esa ocasión que las empresas cooperadas emergieron, y la economía solidaria se estabilizó en el país. Y está creciendo ahora con mucho ímpetu. Y va a crecer más. Ahora, yo no me pongo feliz con esto, porque, infelizmente, está motivado por una crisis que afecta cruelmente a la población.

¿Es el fin del llamado neoliberalismo, como se viene alegando, o las prácticas de liberalización financiera deben ser retomadas al final de la crisis?

Enterrado es una tontería, eso no existe. Cuando el neoliberalismo estaba en su auge, en las décadas de 1970, 1980, el keynesianismo había sido enterrado. Quiere decir, ahora resurge con más vigor que nunca porque nunca fue enterrado. Inclusive en el período del neoliberalismo, medidas keynesianas se adoptaron, principalmente por la FED (el banco central norteamericano). Había un keynesianismo no explícito siendo practicado. La FED explotó varias burbujas especulativas, eso es política keynesiana. Ahora, de la misma forma, hay una reversión de 100%, de cuando las políticas keynesianas eran dispensables. El neoliberalismo está prendido tanto a visiones ideológicas como a intereses materiales. Él no desaparece, se queda, digamos, en la berlina, un poco apartado de estas prácticas económicas, pero podrá resurgir en cualquier momento.

Parece que, históricamente, hay una sustitución alternada entre estas políticas…

Es muy posible que sea esto. Mi impresión es que fue exactamente esto lo que ocurrió en la mitad del siglo pasado. Tuvimos 30 años de políticas keynesianas, que además fueron correctas, y después cerca de 20 años de políticas neoliberales, que resultaron muy equivocadas.

Entrades relacionades

----