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De la propuesta a los hechos

M. en A. José Luis Gutiérrez Lozano* En lo que no fue debate, pero se llamó el 2º Debate de los candidatos a la Presidencia de México, todos los presidenciables coincidieron en la necesidad de que la economía crezca para generar empleos y, con ello, recuperarnos de treinta años de continuo empobrecimiento. Prometer no empobrece, […]

13 juny 2012
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modelo economicoM. en A. José Luis Gutiérrez Lozano*

En lo que no fue debate, pero se llamó el 2º Debate de los candidatos a la Presidencia de México, todos los presidenciables coincidieron en la necesidad de que la economía crezca para generar empleos y, con ello, recuperarnos de treinta años de continuo empobrecimiento. Prometer no empobrece, por eso lo han prometido todos los candidatos presidenciales desde entonces, pero cumplir es lo que nadie ha hecho.

Desde la década de los años 80, la economía mexicana se orientó a favorecer un modelo de desarrollo basado en la inversión para la producción de bienes y servicios que satisfacen mercados externos. Tres de los cuatro candidatos, Peña Nieto, Vázquez Mota y Quadri dejaron ver que seguirían por la misma senda. El último hasta cuestionó a los demás por qué no estaban considerando un tratado de libre comercio con China, cosa que él consideró esencial. El único que le contestó, López Obrador, marcó enfáticamente que de nada serviría un tratado como ése, sin antes recuperar la capacidad de crecimiento y desarrollo de los mercados internos. Que antes habría que hacer que el Gobierno Federal y los locales se comprometiesen a comprar, preferentemente, de proveedores nacionales.

En la pasarela de ideas en las que se convirtió el debate, por la poca información económica con que cuenta la mayoría de nuestra población, se pasó por alto que tres candidatos ofrecieron hacer crecer a la economía, pero no cómo es que esperan tener éxito en ello sin cambiar el modelo que en treinta años no ha servido. Los candidatos del PRI/PVEM, PAN y PANAL dieron por sentado que su linda presencia en la silla presidencial sería más que suficiente para lograr que, sin cambio verdadero, lo que no se logró en tres décadas, se lograría por necesidad.

Durante más de una generación, se adoptó un modelo de desarrollo que dejó de nutrir la demanda interna o consumo privado –motor fundamental del crecimiento económico- privilegiando el propósito de abastecer al mundo con materias primas a cambio de divisas con las cuales se pudieran comprar alimentos, prendas de vestir y otros productos  de consumo final que se dejaron de producir en el país. Exportamos petróleo e importamos gasolina, en un círculo perverso de esclavitud económica que transfiere riqueza a los amos del mundo.

Aunque, con este modelo se han afianzado a nivel macroeconómico los indicadores de balanza de pagos y equilibrio interno, el enfoque basado en la búsqueda de competitividad externa ha tenido como consecuencia el abaratamiento y el desplazamiento de la mano de obra como factor importante de la producción.

Al abaratarse la mercancía-trabajo, la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población nacional ha tendido a degradarse paulatina y consistentemente por causa del debilitamiento continuo de la demanda interna. El carácter creciente y auto alimentado de este proceso se ha debido a una política económica contraria a la reactivación económica y generación de empleos en todos estos años.

Al promover el crecimiento económico, a partir de esa situación de desequilibro, sólo  se acrecentó la brecha entre la cada vez menor población de altos ingresos y el resto. Es por la falta del componente en el consumo privado que la tasa de crecimiento económico, medido a través del PIB, no ha podido rebasar el 3% anual durante todo este período. Se ha empobrecido a la población mayoritaria, concentrado la riqueza en pocas manos durante los últimos tres decenios. Por tal razón es que el candidato de las izquierdas señaló que, si bien el impulso al crecimiento económico –logrado preferentemente con el estímulo a la inversión por encima del gasto público y las exportaciones- es una condición necesaria para la mejora de las condiciones económicas de la población, no es suficiente mientras falte la estrategia de incremento del poder adquisitivo de la población de menores ingresos.

Se requiere invertir más para impulsar y sostener el crecimiento. En la política industrial, propuesta por López Obrador, queda de manifiesto que si bien crecer rápido es condición necesaria, no es suficiente para dar empleos. Al promover el crecimiento económico a partir de una situación de desequilibro en la distribución de la riqueza y la capacidad de consumo, sólo  se acrecienta la brecha entre la cada vez menor población de altos ingresos y el resto. Precisamente porque el consumo privado se dirige preferentemente a productos importados o con alto componente de importaciones tasa de crecimiento económico, medido a través del PIB, es tan pobre. Las empresas nacionales no venden; no les compramos quienes, por efecto imitación y publicidad creativa, preferimos lo importado sobre lo nacional.

Así hemos empobrecido a la población mayoritaria. Creyéndonos parte de un primer mundo -que ya vimos en las crisis europea y norteamericana- que es pura ilusión, que no existe. Por eso, se ha concentrado la riqueza en pocas manos durante los últimos tres decenios. Por tal razón es que se insiste con la propuesta del cambio verdadero en que si bien el impulso al crecimiento económico –logrado preferentemente con el estímulo a la inversión por encima del gasto público y las exportaciones- es una condición necesaria para la mejora de las condiciones económicas de la población, no es suficiente mientras falte la estrategia de incremento del poder adquisitivo de la población de menores ingresos.

El cambio del modelo económico es condición necesaria para que las cosas vuelvan a caminar. Así como la estrategia de política industrial y promoción del consumo local es indispensable, ahorrar combatiendo la corrupción es fundamental. Este combate pasa por el recorte de prebendas a la burocracia dorada y concluye con la reducción de los excesivos pagos que se hace al voraz sistema financiero, aquí como en el resto del mundo.

Twitter: @jlgutierrez

* Presidente de Fundación Ahora A.C., asociación que promueve la Economía Solidaria en la región centro-occidente de México con más de una década de trabajo.


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