Fiare Banca Ética acaba de abrir oficina en el Casco Viejo de Bilbo, que se convierte en imagen y sede social del proyecto cooperativo en todo el Estado, ampliando así su oferta de servicios. No realizará operaciones con dinero en metálico, aunque sus clientes recibirán en dos meses tarjetas que se podrán utilizar en todos los cajeros de Servired.

Fiare Banca Ética acaba de abrir oficina en el número 9 de la calle Santa María, entre el centro cívico La Bolsa y la Ribera, un espacio con una cuidada y sencilla decoración a partir de materiales ecológicos que poco recuerda a una sucursal bancaria al uso, aunque reúne prácticamente todos los servicios, salvo el ingreso y retirada «in situ» de dinero en metálico.

La oficina, que será referencia y sede social del proyecto en todo el Estado español, está abierta por la mañana, de 9.30 a 13.00, y por la tarde, aunque es necesario pedir antes una cita. Doce personas trabajan en esta sede, aunque no todos lo hacen de manera presencial. De hecho, parte de los empleados trabaja en Barcelona y Madrid atendiendo a la comunidad de socios y clientes que el proyecto dispone en otras zonas del Estado, principalmente en Catalunya y Euskal Herria.

«Hemos decidido no utilizar dinero, no tenemos caja», precisó a GARA el director de la sede, Juan Garibi. La idea es que esta oficina sea imagen y referencia del proyecto, pero además Fiare Banca Ética no pretende ser un banco al uso, concebido para funcionar como una «sucursal» típica. Según explicó, el proyecto cuenta con cerca de 5.000 socios y 3.000 clientes, de los que solo una parte son residentes en Bilbo o alrededores.

«No tiene sentido que la gente venga hasta aquí a sacar dinero, somos parte de Servired, hemos diseñado unas tarjetas que distribuiremos en unos dos meses, y todos nuestros clientes podrán operar con ellas en cualquier cajero del Estado». Hizo otra precisión, esa tarjetas que recibirán los clientes, están fabricadas a partir de materiales biodegradables.

El director de la oficina de Banca Ética aportó otro dato de la actividad: hasta octubre, el 95% de los movimientos realizados por los clientes eran depósitos a plazo. «Desde octubre funcionamos como un banco, a través de internet se pueden hacer pagos, cobrar las nóminas, hacer depósitos, desviar cargos… Pero hasta tener la tarjeta no tiene sentido tenerlo todo aquí, porque no puedes sacar dinero si no es a través de una transferencia», según explicó.

El objetivo es que los clientes «hagan cada vez más cosas con nosotros», por eso este no es aún un servicio al uso entre las familias, que tienden a concentrar todas sus operaciones con una entidad. Esperan que este sector, como empresas y entidades, utilicen en un primer momento Fiare a modo de «tu otro banco» y vayan reuniendo distintos servicios.

De momento el perfil dominante entre sus clientes es el del ahorrador. El otro reto es salvar las desconfianzas de muchas personas tras lo sucedido con determinados productos bancarios. Por ello, según destacan, Fiare Banca Ética está sometida a las mismas garantías de seguridad que el resto de las entidades operativas.

A ese respecto, Garibi destacó que está sometido a todos los controles como el resto, le diferencian los principios que guían su actividad: las finanzas éticas y el destino de los depósitos de ahorro a financiar proyectos vinculados a la lucha contra la exclusión social, la cooperación al desarrollo la agroecología, entre otros.

Los servicios de siempre, con otros fines

Estos últimos días, Fiare Banca Ética ha estado de celebración. Muchos de los accionistas italianos, incluido su presidente, Ugo Biggeri, han visitado Bilbo para festejar la apertura de la sede bilbaina, que será referente del proyecto en el Estado español.

Entre los productos y servicios que ofrece, se encuentran las cuentas corrientes a particulares y organizaciones, servicios relacionados que van desde la gestión de cobros y gastos hasta pagos, así como la oferta de productos de ahorro a diversos plazos, «con o sin donación de intereses a movimientos sociales propuestos», según subrayan.

Otro de los ámbitos de acción es la financiación de organizaciones y productos sociales.

Junto a los participación de las personas socias, la transparencia es otro de los valores del proyecto cooperativo, cuya actividad se refleja en el Balance Integrado, en el que la entidad relaciona los resultados sociales y medioambientales. N.G.

GARA