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La ética como eje rector de la economía social y solidaria

Artículo de María Teresa Jardí sobre la ponencia de Rafael Jacobo Zepeda (Presidente del Consejo Mexicano de Empresas de la Economía Solidaria) Rafael Jacobo Zepeda luego de señalar que “no es ni catastrofismo ni derrotismo anticipado” —lo consignado en la parcial radiografía que les compartí a ustedes ayer— explica que: “La Economía Solidaria se conduce […]

17 abril 2009
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Artículo de María Teresa Jardí sobre la ponencia de Rafael Jacobo Zepeda (Presidente del Consejo Mexicano de Empresas de la Economía Solidaria)

Rafael Jacobo Zepeda luego de señalar que “no es ni catastrofismo ni derrotismo anticipado” —lo consignado en la parcial radiografía que les compartí a ustedes ayer— explica que:

“La Economía Solidaria se conduce por los principios de compartir en lugar de competir, de intercambiar en lugar de dividir, de incluir en lugar de excluir y de colocar en el centro de la propia ‘empresa’ a la persona: el trabajo digno y justo, la creación de fuentes de trabajo, el reparto solidario de utilidades entre los asociados, la participación activa en la toma de decisiones.

La Economía Solidaria es una opción y vivencia humanística que trasciende el ámbito de la pobreza, tiene en vista ‘otra economía posible’ más allá de lo popular y puede ejercerse en el ambiente de las medianas y grandes empresas. De lo que se trata es de emplear nuevos enfoques, no se puede mirar lo nuevo con los mismos esquemas del pasado. Una economía no debe ser sólo eficaz, sino también sostenible desde un punto de vista social y ecológico. Entonces sólo nos quedan dos opciones: una economía solidaria o ninguna economía viable.

“Impulsar la economía social y solidaria constituye un factor de construcción de gobernabilidad democrática, no sólo en el sentido de darle estabilidad y sustento a un gobierno, sino que va hacia la perspectiva de una política de Estado o desde los Estados, de largo plazo y que por tanto debe de tener la relevancia y la profundidad de una política estratégica que replantee la relación del Estado y los agentes económicos.

“La economía social y solidaria abre las posibilidades de acceso a la generación de riqueza, incluso de reproducción ampliada de la riqueza. Los agentes de este tipo de economía social y solidaria se transforman en sujetos (colectivos) de su propio bienestar, superando la postración y la dependencia social que los programas paliativos han generado a través de las limosnas con las que se han desperdiciado miles de millones de pesos, que no se invirtieron socialmente en realidad para superación de la marginación y la pobreza. Los procesos de economía solidaria son elementos de educación, cultura y desarrollo social, que fortalece los valores y las identidades locales. Estos procesos hacen confluir esfuerzos de diversos actores sociales y convierten la economía en un asunto de corresponsabilidad.

“La economía social y solidaria lo que busca es la reproducción ampliada de las posibilidades y las potencialidades de la vida de todos, bajo la conducción de un mandato ético. Y ésta es una diferencia civilizatoria frente a un modelo de consumo ilimitado, de especulación financiera, de concentración de la riqueza, de antivalores.

“Tal es el grado de profundidad del tema que estamos discutiendo y por eso va mucho más allá de un concepto de gobernabilidad. Implica una profunda discusión del papel del Estado y sus responsabilidades estratégicas para evitar el continuo y hasta ahora imparable proceso de marginación, de fragmentación social y masificación de la pobreza. Si los partidos o el sistema político no es capaz de dar un gran impulso y desarrollo a la economía social y solidaria aquí no habrá ganadores, terminarán perdiendo todos los partidos y terminará perdiendo el sistema democrático”…

Es larga la ponencia y aquí corto porque el resto va dirigido al papel del gobierno y de los partidos y estoy convencida de que por el momento eso tiene poco sentido. Para al final entrar, Jacobo Zepeda, al objeto del foro en el que las organizaciones participantes buscaban generar las condiciones para arribar a una ley reglamentaria del artículo 25 constitucional. Con lo que evidentemente tampoco estoy de acuerdo porque justamente con la reforma a ese artículo constitucional es con lo que Carlos Salinas de Gortari consiguió cambiar los lineamientos de la rectoría del Estado en materias tan importantes como la energética. Desgaste inútil el de pretender una reforma cuando a lo que se debe volver es a lo consignado en ese artículo por los legisladores de 1917. Pero interesante ponencia por lo que respecta a la creación de una economía social y solidaria que tenga como eje rector la ética.

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